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Ganar o perder, la mayor disyuntiva de la vida en todo plano, personal y familiar, local y territorial, nacional y regional, y multilateral. Claro en la vida ganamos y perdemos; así hay quienes con esfuerzo, dedicación y perseverancia desarrollan hábitos ganadores, como quienes, por intereses mezquinos, facilismo y pesimismo son consuetudinarios perdedores. Nuestro país navega la suerte fatal de perder en todo, de enervar en lugar de elevar.
Ante afrentas, amenazas y desaciertos permanentes contra la institucionalidad y buen orden, la nación está debilitada, sin ganas ni fuerzas, además nerviosa e irritada por la incertidumbre propia de la anarquía y el caos. De ahí aguarda impaciente que finalice este mandato y analiza con fervor y rigor las propuestas de candidatos en búsqueda del que más eleve ánimos y restituya confianza.
Para esto los siguientes pilares resultan neurálgicos de considerar como ejes programáticos fundamentales que logren la positiva transformación económica y social exigida por nuestro país, al ser potenciadores de moral nacional para alcanzar crecimientos superiores con cohesión, movilidad y sostenibilidad.
Primero, el pilar social con competencias ciudadanas base de sana democracia, que ante la mediocre participación electoral emule democracias avanzadas, lo que requiere fomentar derechos y deberes ciudadanos, gigante vacío democrático a llenar para brindar garantías, pero con responsabilidades.
Mejorar los incipientes programas para desarrollar análisis crítico y espíritu democrático, con alertas consensuadas sobre ideologías, para edificar sobre lo construido, valorar sabios legados y principios comunes, reconocer desafíos compartidos que unan con aceptación y respeto constructivo ante las diferencias y así, erradicar la confrontación y resentimientos perversos y prejuiciosos.
Estas serán oxigenadas y fortalecidas al implementar estímulos que reconozcan a los ciudadanos y actores sociales los aportes válidos para la gobernanza y el combate a la corrupción local, territorial y nacional.
Segundo, el pilar económico con la política industrial que cierre brechas, visible al caracterizar el creciente déficit comercial que muestra la nefasta dependencia de las importaciones de productos con alto valor agregado, así como la urgencia de realizar alianzas virtuosas al respecto.
Será necesario clarificar las reglas de lo que produce y consume el país, con lógica diferenciada sobre cómo incorporar continuamente nuevas capacidades productivas sostenibles, con aliados claves para optimizar la oferta industrial en todos los sectores del primario al terciario, de un país con privilegiados recursos humanos y naturales, junto a estratégica posición geoeconómica.
Esto elevará la creación de trabajo calificado, empleos, las MiPyme y gran empresa con vocación tecnológica, traccionadas por alianzas virtuosas que insertarán el aparato productivo en las Cadenas Regionales y Globales de Valor, de ahí será clave adaptar las entidades académicas, laborales y gremiales para que incorporen sistemáticamente las competencias y capacidades requeridas en la transición al modelo productivo que exalte la soberanía científica y tecnológica por el aporte nacional a la innovación mundial.
Espero que el mejor candidato aproveche y materialice estas líneas de trabajo para elevar por siempre las ganancias del país. La tarea está por hacerse.
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