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Analistas 31/01/2019

Ciencias y Artes Útiles II

Germán Bolívar-Blanco
Analista y consultor

Entender bien el concepto de soberanía nacional en sus distintas expresiones, junto a su alcance e implicaciones, estimo es el tema central de cara al análisis exigido por una ocasión como el Bicentenario de la Independencia, que habilite la realización de balances certeros de los distintos frentes donde se manifiesta, no solo en el territorial, sino sobre todo en el político, el económico y el social; donde las ciencias y artes útiles desempeñan un rol crucial, pero sobre todo y ante todo, la innovación alcanzada en ellas en los planos público y privado.

Acerca de esto una tarea pendiente por resolver tiene que ver precisamente con la ciencia social, tan marginal y pobremente tratada en la discusión tras la mejora continua de nuestro paradigma de desarrollo, para llegar a trascender de forma original desde lo político, a lo económico y social, con reformas que modernicen y coloquen a la vanguardia las instituciones, sin reñir con las lógicas de mercado y la propiedad privada, sino valiéndose de éstas al moldear positivamente las interacciones factibles, que apropiada y efectivamente cierren las brechas del caso y faciliten la mayor autonomía posible en ellas.

De ahí considero que lo crítico es revisar muy bien nuestras dependencias y falencias, en especial en el frente económico, que finalmente resulta del político y social, así como la forma como las enfrentamos, es decir, verificar si su tendencia es a ampliar o reducir las distancias en razón al tratamiento dado a éstas debilidades, donde claramente en nuestro medio y contexto las brechas tienden a ampliarse, con lo cual cada vez dependemos más y nos alejamos más de cualquier posibilidad de insertarnos en la economía del conocimiento.

Por lo tanto, la anunciada Misión de Sabios tiene un reto monumental frente a esta realidad, donde el rol de la soberanía científica y tecnológica resulta crítico, es decir, el dominio que ejerzamos en las fronteras del saber productivo, en el manejo de esos bordes delineados y permanentemente ampliados por la innovación en las ciencias y artes útiles, donde la denominada Cuarta Revolución Industrial, de la mano de los sectores y oficios tipificados para esta, resultan ingredientes determinantes, junto a los actores más relevantes dentro de ella.

Para eso requerimos ecosistemas innovadores dinámicos altamente atractivos, con muchas aristas en acción conjunta alineada, siendo las principales: la IED greenfield en sectores estratégicos proclives al conocimiento, los clústeres del saber nutridos por mipymes nacionales como activas y crecientes jugadoras de las CGV, y un mercado de capitales que fomente el continuum del mercado privado al público para maximizar creación y distribución de riqueza; muchos idiomas necesarios de conjugar hoy frente a desafíos futuros, para no seguir comiendo “Gato por liebre”, como bien lo vaticinara Núñez por allá en 1884.

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