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Analistas 23/07/2013

Comercio e inversión versus privacidad

Eric Tremolada
Dr. En Derecho Internacional y relaciones Int.
La República Más
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Luego de dos años de preparación, la Unión Europea y los Estados Unidos celebraron la primera ronda de la que será la Asociación Trasatlántica para el Comercio y la Inversión, que se cristalizará en la zona de libre comercio más amplia del globo y comprometerá algo más del 47% del PIB mundial. El inicio de las negociaciones estuvo a punto de aplazarse por las revelaciones de Snowden sobre el espionaje de EE.UU. a los europeos, que precipitaron la indignación y las reacciones que reclamaban explicaciones y garantías de no repetición -hecho que contrastaba con el silencio de los órganos de la Unión Europea-, mientras Le Monde revelaba que Francia hacía lo mismo. Obama, por otro lado, conversaba con Angela Merkel, y anunciaba que abordaría en detalle el tema del espionaje como señal de restablecimiento del clima de confianza. 
 
Estos tratados, que configuran zonas de libre comercio, pactan sobre todo acceso a mercados, acuerdos de inversión, servicios y contratación pública. No obstante, esta negociación transitará por la difícil tarea de armonizar normas técnicas que son hoy el mayor obstáculo al comercio bilateral. Afrontar la compatibilidad en materia sanitaria y fitosanitaria, en los sectores químico, automovilístico y farmacéutico, es todo un reto para los negociadores, e inferimos que solo podrá superarse con fórmulas de armonización progresiva de lo que hoy se traduce en barreras no arancelarias.
 
En el acceso a mercados, los aranceles no serán problema, pues en la UE oscilan alrededor del 5% y en EE.UU. en el 3.5%. Por su parte, en inversión y servicios se pretenden aperturas como las hechas con otros socios. Las sensibilidades en este eje de negociación se presentan en el sector transporte -donde se quiere llegar a nivel sub federal-, y en la contratación pública, pues en la UE las empresas que dependen de lo público representan el 25% de su PIB y 31 millones de puestos de trabajo. Ambos buscarán oportunidades comunes en el comercio mundial que contribuyan al empleo, al crecimiento económico y la competitividad internacional. Por ahora el cierre de la primera ronda, en palabras de los negociadores García-Bercero y Mullaney, fue exitoso: identificaron áreas de convergencia y formas de conciliar las divergencias. 
 
En otro plano, la Unión Europea, que no se pronunció como organización interestatal sobre el espionaje americano a sus miembros, envió a Egipto a la jefe de la diplomacia dos días después de la visita del subsecretario de Estado norteamericano, y en ambos casos los diálogos giraron alrededor de la situación del país árabe, el apoyo a la actual transición y en tímidos contactos con los Hermanos Musulmanes. De esta manera, el único contrapeso de Bruselas en una semana de alineación con Washington -que marca un viraje diplomático entre Israel y la UE- es que los 28 miembros de la UE de forma inequívoca y explícita, dejaron claro que los acuerdos de la Unión con Israel no aplican en Cisjordania, Jerusalén Este, la Franja de Gaza y la meseta del Golán (ocupados desde 1967).
 
Así, y en el marco de las negociaciones de la Asociación Transatlántica, un acuerdo de protección de datos que garantice la privacidad de los europeos en suelo americano, reforzaría las obligaciones de la Convención de Viena sobre Asuntos Consulares y equilibraría las relaciones bilaterales, sin embargo, los US$112.000 millones para Europa y los US$85.000 millones para América que están en juego, no nos permiten ser optimistas sobre el mismo.
 

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