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Analistas 18/08/2022

Reforma universitaria 1918 (II)

Eduardo Verano de la Rosa
Gobernador del Atlántico

Las grandes transformaciones tecnológicas mundiales del siglo 20 tienen repercusiones en toda universidad de una sociedad moderna y se distinguen por el “diluvio de datos”. Ahora se pueden almacenar poderosos discos de información compartida, que facilitan intercambios de datos abiertos. Se revolucionó la forma de trabajar investigaciones, disminuyendo costos y evitando duplicidad en su recolección con más disponibilidad para una mejor utilización.

América Latina por su espíritu reformista constante tiene nuevos desafíos que perduran en cada etapa de la vida de las universidades, mucho más ahora que se construye la agenda 2030 del Desarrollo Sostenible.
A pesar de estos nuevos y constantes retos se mantienen intactos los conceptos básicos de un desarrollo económico y social que genere igualdad para todos, como parte del papel que deben cumplir las universidades al diseñar sus proyectos y contenidos. La universidad es el espacio privilegiado para la construcción de puentes hacia las nuevas generaciones y a las tendencias de las entidades nacionales para el nuevo pacto de interacciones sociales y tecnológicas de diversas culturas y percepciones del mundo.

El ámbito público construye una comprensión reflexiva y crítica sustentada en nuevos conocimientos y es en la Universidad donde se genera esa actividad, orientada a la investigación. Lo importante es que esté al alcance de todas las clases sociales, luchando por avances democráticos de las sociedades con los Derechos Humanos como su principal tema y responsabilidad.

La universidad pública debe ser neutral en términos éticos en la producción del conocimiento para que no tenga una concentración social o un posicionamiento que solo favorezca a un grupo de interés.

La autonomía que se reivindica debe permitir a la universidad ejercer su papel crítico y propositivo frente a la sociedad para que no existan preferencias indebidas y límites impuestos por los gobiernos de turno. No puede ser un ejercicio aislado de la universidad, por el contrario, tiene que estar vinculado a su ejercicio democrático.
Como parte importante de este proceso de solidez universitaria tiene que darse asistencia a los estudiantes de escasos recursos económicos provenientes de poblaciones marginadas para que puedan tener acceso a culminar sus estudios. También se debe fortalecer la formación y profesionalización de los trabajadores académicos para garantizar calidad universitaria.

En América Latina 50% de las matrículas de educación superior son privadas y algunas tienen problemas de calidad por sus fines de lucro. La educación privada debe ser regulada para garantizar la mejor calidad. Además, se deben dar los recursos a la universidades Públicas y Privadas para que puedan contribuir a la creación y aplicación del conocimiento científico y tecnológico que mejore la calidad de vida de la población. El objetivo en esta próxima década son universidades con programas de desarrollo estratégico, con reflexión de modelos políticos, proyectos científicos y tecnológicos que promuevan la investigación orientada a la problemática social y el desarrollo tecnológico para su total modernización.

La educación Superior en América Latina debe desarrollar una mirada crítica y una capacidad de pensar, y modernizarse con el ejercicio extraordinario de imaginar un futuro posible. Son indispensables los programas de estudio de prospectiva de la educación superior de América Latina.

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