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El futuro de la Región Caribe debe tomar un gran impulso con la producción de petróleo y gas offshore (mar adentro) en los bloques entregados por la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) a diferentes empresas como Shell, Repsol, Anadarko y Exxon Mobil.
La contratación se ha dilatado por la larga discusión de la minuta tipo que deben suscribir entre sí las empresas y la ANH. Lo lógico es que se agilicen estas negociaciones y nos presentemos ante las empresas del mundo petrolero como un país proactivo, con contratos modernos y de fácil aplicación.
Colombia compite con otras naciones que también tienen buenas prospectivas petroleras como Perú y México, que han promovido estos contratos de exploración y explotación con mayor celeridad y modelos de contratación de última generación. Solo 12 meses después de firmar el contrato podrá haber operación offshore.
Es promisoria la perspectiva de la cuenca Caribe porque durante millones de años el río Magdalena ha arrojado trillones de toneladas de sedimentos mar adentro, lo que ha generado una serie de capas geológicas que deben poseer una gran riqueza en petróleo, y entre esas capas se crean espacios vacíos donde debe producirse gas. Por lo tanto, los bloques entregados por la ANH nos llenan de optimismo. El arbitraje, en un escenario internacional para la solución de posibles conflictos futuros, es la principal exigencia que las industrias han presentado y lo que ha dilatado la definición de la minuta tipo. El Gobierno Nacional tiene una posición respetable que busca darle la mejor posibilidad ante una defensa.
Otra de las principales exigencias es la racionalización de las relaciones comerciales para lograr un balance jurídico contractual. También es importante darles tranquilidad y seguridad jurídica a las empresas petroleras porque el monto de las inversiones que deben hacer es muy alto.
De concretarse una cantidad importante de reservas petroleras y/o de gas, se requerirá la construcción de plataformas, unidades flotantes y trenes de licuefacción por US$10.000 millones para avanzar a cinco kms mar adentro y a 3.000 metros de profundidad. En el corto plazo, se requieren inversiones que oscilan entre los US$200 millones y US$500 millones para hacer todo el proceso de exploración.
El impacto que tendrá en nuestra economía la sola perspectiva de convertirnos en una región dedicada al offshore es inconmensurable. Especialmente porque le dará un gran impulso al desarrollo económico al generar empleos directos e indirectos, también con un aumento del PIB y obviamente las regalías que serían una fuente de ingresos significativos para nuestras entidades territoriales. Además, le dará tranquilidad y seguridad al país por el incremento de las reservas petroleras, lo que nos conducirá a la autosuficiencia energética.
Es evidente el interés que tienen las compañías en Colombia porque cada vez más se podrá presentar como un país atractivo, siempre y cuando presente cuatro condiciones básicas: prospección geológica, minimización de los riesgos jurídicos, creación de condiciones normales para hacer negocios y brindarle la infraestructura de servicios públicos de conectividad y de vías. Es lo que más buscan las empresas. A pesar de que Venezuela tiene mayor reserva petrolera, Colombia, por tener una mayor seguridad jurídica, debe ser preferida por las empresas inversionistas.
¡Es el momento de concretar toda la realidad offshore!