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Analistas 11/12/2025

Cemento socialdemócrata

Eduardo Verano de la Rosa
Gobernador del Atlántico
VERANO DE LA ROSA

El gran desafío de un gobernante socialdemócrata no es solo hacer obras; es asegurar que cada ladrillo y cada kilómetro de asfalto sirvan como herramientas para la equidad social y la reducción de las brechas territoriales.

La socialdemocracia es esa visión pragmática que combina una economía de mercado capitalista con una fuerte justicia social para construir un Estado de Bienestar. En Colombia, y de manera palpable en el Atlántico, estamos demostrando que la infraestructura -el “cemento duro”- no es el fin, sino un vehículo eficaz que genera un impacto profundo y duradero en la gente.
Nuestro compromiso es ser recordados por obras de infraestructura material que dejen un invaluable legado social.

El caso del acueducto y alcantarillado en Soledad es un ejemplo rotundo de cómo la obra pública se convierte en justicia social. En los barrios conocidos como “las villas” -Altos de la Metro, Villa Rosa, Antonio Nariño, Villa Estefany, Las Colonias y La Alianza- se encontraron conexiones de agua y alcantarillado artesanales. Estas “soluciones” improvisadas, reflejo de la desatención histórica, no solo son ilegales, sino que condenan a las familias más pobres a una vida insalubre e indigna.

La inversión de la Gobernación del Atlántico para instalar 18 kilómetros de redes, 292 pozos de inspección y 3.484 conexiones domiciliarias son más que cifras. Es la eliminación de vertimientos a los arroyos, es la mejora de la salud pública y es el fin de una conexión clandestina que da paso a la dignidad en el hogar. Esta es la visión social del cemento.

El centralismo ha definido durante décadas la infraestructura vial colombiana, al priorizar la movilidad que sale o llega a Bogotá sobre la interconexión regional. Esta visión afianza las brechas sociales debido a que facilita el movimiento a los grandes centros económicos y margina a nuestros campesinos y pequeños productores.

Nuestra obsesión es superar este paradigma. Las vías que estamos pensando en el Atlántico tienen una doble misión.

Vías para el desarrollo local: la carretera se convierte en un cordón umbilical que permite a nuestros campesinos llevar sus productos al mercado para aumentar sus ingresos y activar la economía local.
Vías para la exportación y visión de país: conectar eficientemente el territorio a los puertos marítimos, aéreos y fluviales no es solo comercio, es una declaración de autonomía regional que reduce el centralismo y posiciona al Caribe como eje de desarrollo económico.

Además, desde la RAP Caribe impulsamos, con urgencia, las vías transversales que unan a los “sures” de los departamentos de la región. Esta infraestructura estratégica rompe la dependencia de las rutas que solo miran hacia el interior del país, creando una arteria económica regional que favorece dinámicas económicas nuevas.

Es innegable que todo gobernante enfrenta el reto de evitar que el “cemento” desplace la atención de las obras de carácter social. Sin embargo, nuestra bandera socialdemócrata nos permite unificar ambos frentes. Para nosotros, la infraestructura no es una obra fría, sino un catalizador de oportunidades.
El acueducto es salud, la vía es oportunidad económica y el desarrollo portuario es empleo. La socialdemocracia en el Atlántico está pavimentando el camino no solo con asfalto, sino con el propósito inquebrantable de la justicia social.

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