Petro envenena la economía

Petro deriva su poder de sembrar odios que envenenan el país. Este es uno de sus recientes tweets: “Pero lo que debe aparecer es un pueblo poderoso que no quiera que lo manejen riquillos mafiosos apoderándose del estado, porque ya desataron un genocidio imperdonable”. Ha tratado a los empresarios como esclavistas, depredadores del Estado, que se roban la riqueza que generan los colombianos.

Esos empresarios son los que, juiciosamente, han ido sorteando las irresponsabilidades de este gobierno y han generado empleo y mantenido la economía en marcha. Esos empresarios que son, luego de las fuerzas del orden, la iglesia y la Registraduría, la institución con percepción más favorable de los colombianos, 61,7% en la encuesta Invamer del 30 de noviembre.

Más delicado que la retórica son los malos manejos económicos que está haciendo el gobierno. Los buenos indicadores de crecimiento y valor del dólar no evidencian una economía sana, sino profundas distorsiones “de manual” en una economía populista. La economía crece en buena parte por el aumento de un gasto público en asistencialismo y burocracia, no en inversión. Lo financia con deuda nueva y refinanciada en dólares que entra distorsionando la tasa de cambio. Crecimiento y tasa de cambio están envenenados y todos los colombianos pagaremos la deuda contraída por el gobierno.

Pero ese impulso desde la demanda de bienes, desde el consumo, sin respaldarse con nuevas capacidades por el estancamiento de inversión, crea inflación. Y este es otro veneno grave para la economía. La reducción de capacidad adquisitiva castiga en mayor grado a los hogares de bajos ingresos, 56% de ellos en la informalidad y con entradas por debajo del salario mínimo.

Esa inflación, además, genera una acción de compensación de precios monetarios desde el Banco de la República buscando que los intereses efectivos en la economía no caigan en niveles en que empiecen a subsidiar el consumo y se refuerce la dinámica de inflación. El efecto adicional es que invertir se hace más costoso y menos proyectos de expansión estructural se pueden realizar. Clientes con alta confiabilidad pagan tasas de IBR +1,5%, el IBR, ligado a la tasa del Banrep es ahora 6 veces el spread. Ese es un costo de la irresponsabilidad de Petro.

Todo esto se agrava con las rentas criminales de oro y coca. No benefician a las zonas de producción, Cúcuta, Popayán y Quibdó mantiene altos índices de desempleo. Los dineros van a las ciudades en donde están las grandes estructuras de lavado de dinero y el proceso intensifica una muy sospechosa caída del valor del dólar. Un efecto del fracaso de la “Paz Total”

Algo de estos dólares oscuros entra también con las remesas que están en niveles históricos. Otra parte entra por la peor vergüenza de los países modernos, la emigración de su gente, que no ve futuro en su país, el “país del no futuro” del efecto Petro. Tanto la emigración como el desplazamiento de población a atender negocios ilícitos generan distorsiones en las cuentas de empleo del Dane.

El veneno en la economía de Petro actúa como señala César Pabón, analista en Corficolombiana, quien describe la fortaleza del peso como una “anestesia temporal”.