Petro, contra todo

En el país se respira un aire de conmoción institucional. No hay afán, las sociedades despiertan cada nuevo día y siguen su marcha, danzando sobre una misma partitura común. La nuestra es la democracia liberal. Ese es nuestro patrimonio colectivo, sobre este están fundados nuestra libertad y el bienestar social y económico; si la perdemos, todo esta en riesgo.

El país tiene cortes, congreso, ciudadanía, instituciones y capacidades empresariales...y un mal gobierno con el que tendremos que lidiar, que va mal y marchará peor por tres razones. La primera, es que está atrapado por la ideología en una visión errónea de la sociedad y la economía que lo ha llevado al camino ciego de proponer cambios que destruyen lo construido y llevan a saltos al vació que los ciudadanos y la opinión informada resisten.

Pasó con la reforma tributaria que fue recortada, con la reforma política que se cayó, está pasando con la reforma a la salud que terminó haciendo ver a los colombianos que su sistema era un tesoro no reconocido, y pasará con las otras reformas, la laboral, la pensional y la de servicios públicos. La de salud se esta convirtiendo en la autodestrucción del Pacto Histórico.

La segunda, es la profunda ineptitud de este equipo de gobierno. Cada uno de los malos ministros se ha asegurado de tener un equipo aún más incompetente. Han despedido en todas las entidades los equipos técnicos, por lo que hoy están detenidos o atrasados miles de trámites y pagos necesarios para que el país funcione. El incumplimiento, el desorden y la improvisación arrancan por el propio presidente. Del nuevo gabinete por su configuración, solo podemos esperar lo ocurrido en la alcaldía de Bogotá con Petro.

La tercera, es un estilo de liderazgo mesiánico y diletante, que en cada intervención se desconecta más de la gente y de la realidad del país. Los llamados a la calle y a la polarización terminarán aislándolo con una opinión publica que cada día desconfía más del gobierno y su presidente. Petro esta contra todo y contra todos, terminando por generar una enorme mayoría con un consenso simple: oponérsele.

Lo sensato es mantener la calma y navegar esta tormenta. Las instituciones democráticas se concibieron para asegurar que los malos gobiernos tienen limites y termino en el tiempo, y eso es lo que está enfrentado Petro, que se cree soberano y apenas empieza a entender que ser presidente requiere de liderazgo y no de despotismo. El compromiso de todos en Colombia hoy es con la democracia.

El gran error que cometimos no fue elegir a Petro. Fue dejarle a él las banderas de un cambio que era destrucción. Fue no comprender que la sociedad pide una transformación que no hemos sabido entender y proponer. En los pasados 70 años el país no fue capaz de hacer lo que países con mayores limitaciones lograron, pasar del tercer al primer mundo en dos generaciones. Las ideas erradas sobre el desarrollo y la pobreza condenaron al atraso a toda Latinoamérica. Le impidieron aprender, emprender e innovar. La tarea fácil es salir de Petro, la trascendental es trazarnos el camino a un nuevo país.