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Analistas 03/10/2018

¿Qué pasará con Instagram?

Diego A. Santos
242 Media Director No Ficción

La semana pasada, 50 millones de cuentas de Facebook se vieron vulneradas por un ataque cibernético. Ha sido la violación más grave que haya sufrido esta red social a su seguridad en sus 14 años de historia, y otro eslabón que se le suma a la larga cadena de pésimas noticias que han sacudido a la compañía en los últimos dos años.

Esta noticia, sin embargo, hizo que otra información, igual de delicada, pasara casi que desapercibida: el anuncio de salida de los co-fundadores de Instagram, empresa que Facebook compró en 2012 por US$1.000 millones.
Kevin Systrom y Mike Krieger informaron el lunes pasado que dejaban Instagram. Cuando Mark Zuckerberg los compró, y tenían apenas 30 millones de usuarios, este se comprometió a darles plena autonomía para continuar con el desarrollo de un producto que con el paso de los años se ha convertido en todo un fenómeno: más de 1.000 millones de usuarios.

Pero la luna de miel se acabó. Medios estadounidenses aseguraron que Sysrtom y Krieger se cansaron de la creciente injerencia de Zuckerberg en Instagram, casi hasta el punto del micromanejo: la forma en cómo se comparten los posts entre Facebook e Instagram, las tácticas de crecimiento y la expansión de la base de usuarios.

Gran parte del éxito de Instagram se debe a la visión de negocio de Systrom y Krieger. Ambos supieron darle los giros necesarios a Instagram para convertirse en el coloso que es hoy.

Jamás complicaron la experiencia de usuario de la plataforma y cada innovación fue el resultado de entender las necesidades y peticiones de la gente. Por otra parte, fueron muy celosos con el tema de la pauta en la plataforma, cosa que agradecieron sus seguidores. Es decir, todo lo que hizo Instagram fue lo contrario a lo hecho por Facebook, que con el paso de los años se ha convertido en una plataforma tediosa, podrida, antipática y hasta peligrosa.

Mientras que las cifras de Instagram no han parado de crecer, Facebook ha entrado en una fase de estancamiento que le ha costado muy caro. Una desvalorización de US$120.000 millones en el último trimestre por no cumplir con las metas de crecimiento. Y peor aún, la acción de la compañía ha seguido cayendo.

A Zuckerberg poco le debe importar la salida de Sysrtom y Krieger. Ya aburrió al fundador de WhatsApp, compañía que adquirió por US$20.000 millones prometiendo la misma autonomía. Ahora es el dueño y señor de tres de las cinco plataformas sociales más robustas del mundo.
Sin embargo, para aquellos que somos usuarios sí nos corresponde cuestionarnos qué va a pasar con Instagram, una red social sencilla y agradable, que mantenía su independencia de Facebook, en la que día de por medio colgamos toda nuestra información familiar.

¿Se volverá un centro mercantil tal cual como se volvió Facebook? ¿Qué normas de seguridad regirán a la plataforma ahora que Zuckerberg la controla? ¿Qué clase de información compartirá Instagram con plataformas como WhatsApp y Facebook Messenger, también de la misma casa?
Si bien Instagram es propiedad de Facebook, hasta ahora, esta se había mantenido independiente. Zuckerberg no es un líder que inspire confianza. Su obsesión es la de controlar el planeta, así sea al costo de nuestra privacidad. Sería una lástima que Instagram corriera con el mismo desarrollo estratégico que ha llevado a Facebook a un punto de no retorno.

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