Si Antioquia resiste, Colombia se salva

11 de septiembre de 2000, atentado contra las torres gemelas … imaginemos que años después, el presidente de los Estados Unidos sube amigablemente a una tarima a Osama Ben Laden, habiendo ocasionado la muerte a 2.977 personas, entre ellos 403 bomberos, policías y paramédicos, frente al Ayuntamiento o la Alcaldía de Nueva York, en el centro de gobierno de la ciudad, donde aún viven miles de víctimas de este crimen … ¿qué diferencia habría en esta metáfora, con lo que ocurrió el pasado sábado en La Alpujarra en Medellín? Ninguna: burla a las víctimas, apología al crimen, amenaza a la autoridades.

Lo que pasó el 21 de junio, pasará a la historia como el evento más doloroso de la amenaza que viven las instituciones y el orden. Es el reflejo de lo que atraviesa el país. Los símbolos tienen peso y la nación, los colombianos y particularmente los antioqueños y medellinenses, no merecen verse amenazados de esa forma y ceder la dignidad que tanto han defendido desde los noventa, superando las innumerables historias de miedo con que crecieron y sufrieron en carne propia con el narcoterrorismo, ante una narrativa que confunde al victimario con la autoridad que lo enfrenta. Una vez más, el mal exaltado y el bien amenazado. El mundo al revés.

Lo grave no es hablar de paz con la rampante impunidad política que hoy día cobija al crimen, no. Lo verdaderamente alarmante es que lo hagan legitimados por el Gobierno y desde el podio donde se garantiza la seguridad, la libertad y el orden ¿Qué mensaje se les envía a los soldados, policías, investigadores y fiscales que han entregado su vida por combatir estas estructuras? ¿Qué puede pensar la madre que perdió a su hijo en la tragedia del consumo y la adicción a las drogas distribuidas por estas estructuras en los barrios populares de Medellín o por la víctima del crimen que ahora le obligan a disfrazar su dolor de acto político?

¿Por qué ir al corazón administrativo de Antioquia, al frente de la Gobernación y La Alcaldía? ¿Por qué más bien, no ir a los territorios a resolver los reiterativos llamados para atender la crítica situación de seguridad que atraviesa el país, que atenta contra los candidatos y siembra el miedo con la escalada de atentados terroristas como la ocurrida en el suroccidente del país? Sencillo: porque les duele que Medellín y Antioquia representan todo lo contrario al nefasto modelo socialista que se quiere imponer, que empobrece, que amenaza al que crea empresa, al emprendedor, al que cumple la ley.

Les duele que sus gobernantes y habitantes, como en muchas partes de Colombia, quieren a los soldados y policías. Les molesta que allí se respete y se apoye la justicia, se defienda la legalidad y la democracia, se dé ejemplo de eficiencia en la gestión pública, de innovación, de civilidad y desarrollo, de fe y protección a la vida, las tradiciones y la familia.

La historia de esta región evoca los complejos desafíos que han enfrentado sus habitantes. Desde la colonización antioqueña a finales del siglo XVIII, donde se vieron obligados a transformar el modelo económico de la pequeña finca campesina para pasar al desarrollo de la industria cafetera del país, hasta la dolorosa época de la violencia de los carteles; desde la construcción del ferrocarril por las impenetrables cordilleras central y occidental, hasta la realidad de sacar adelante con sus propios recursos, el túnel del Toyo o Guillermo Echeverry Mejía, en homenaje al gobernador secuestrado y asesinado por las Farc. Hoy, es el túnel más largo de Latinoamérica.

¡Oh libertad que perfuma, las montañas de mi tierra¡ canta el himno de Antioquia. Que el espíritu de libertad inspire y empuje a los antioqueños, amenazados en su propia tierra, a defender con arduo trabajo y sus permanentes muestras de amabilidad, legalidad y emprendimiento, no sólo el departamento donde viven, sino a la nación que nos pertenece a todos los colombianos, a quienes hemos trabajado por ella. Que rodeen a sus autoridades, al alcalde Federico Gutiérrez que con ánimo constructivo, siempre ha invitado a trabajar por el país desde las regiones y al gobernador Andrés Julián Rendón, quien con coraje y amor de patria siempre nos recuerda que si Antioquia resiste, Colombia se salva.