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Analistas 31/12/2020

La economía de las ferias y fiestas

Catalina Ortiz
Analista

Colombia es un país de ferias y fiestas, al año se celebran más de 4.000 en todo nuestro territorio. Tan solo entre diciembre y enero se llevan a cabo la Feria de Cali, el Carnaval de Negros y Blancos y la Feria de Manizales que juntos movieron alrededor de $869.000 millones en 2019.

Y esto es especialmente relevante en un año como el que acaba de terminar donde la pandemia afectó gravemente al turismo y la cultura. En 2018 las ferias y exposiciones comerciales, los congresos de asociaciones y convenciones aportaron hasta el 0,43% del PIB (US$1,2 millones). Además generaron más de 148.000 empleos directos y cerca de 70.000 empleos indirectos. Todos eventos que en su gran mayoría quedaron suspendidos por el covid-19.

Y es que las actividades de la llamada economía naranja tuvieron una contracción fuerte en el número de ocupados, 23,8% en el segundo trimestre de 2020 y 10,8% en el tercero. Además, de enero a septiembre las exportaciones de este sector se redujeron en un 44%.

Podría decirse que las ferias y carnavales son un outlier en la economía de Colombia, una actividad extraordinaria en las regiones respecto a los demás periodos del año. Por ejemplo, la Feria de Cali de 2019 representó $428.000 millones y se generaron alrededor de 14.000 puestos de trabajo. Así mismo, el Carnaval de Barranquilla movió alrededor de $384.000 millones y el Carnaval de Negros y Blancos movió más de $57.000 millones (0,7 del PIB del departamento).

El impacto económico de estas ferias puede entenderse por el gasto directo del planeador -efectos directos-, los gastos de los asistentes locales y turistas -efectos indirectos- y el impacto subsiguiente que genera dichos gastos - efectos inducidos-. En las circunstancias actuales, todos los determinantes del impacto económico de las ferias se ven afectados.

En primer lugar, el gasto del planeador está sujeto a una restricción mayor por la utilización del presupuesto para atender la pandemia. En segundo lugar, los gastos de los asistentes se ven considerablemente reducidos. El golpe más fuerte para la economía local vendría de la reducción de turistas por las restricciones.

El consumo de los locales tiene una valoración diferente a la de los turistas debido a que hacen una reasignación de su demanda. Como se espera que sus ingresos los gasten dentro del mismo territorio, aquello que no se gastaron en la festividad cancelada se iría a otro sector de la economía local. Además, estos no gastan en hotelería o servicios turísticos. El consumo de los turistas trae dinero de otros territorios y aumenta la producción en servicios de alojamiento, hotelería, restaurantes, entre otros.

Es una realidad que los festivales, como uno de los motores de la economía en la regiones, van a verse desprovistos de gran parte de su impacto económico y social. El golpe económico nos hace que tengamos que pensarnos maneras de reactivar estos sectores. Sin embargo, siempre garantizando la transparencia en los contratos y la relación costo beneficio. Nada justifica que se hagan remedos como es el caso de la feria virtual de Cali.

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