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Analistas 19/12/2017

Unos más iguales que otros

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

En Animal Farm la célebre novela de Orwell todos lo animales son iguales, solo que hay algunos que son más igual que otros…Orwell, que a través de sus novelas fue un brillante analista de la sociedad y del estado (acordémonos de 1984), sabía que si bien en todas las constituciones del mundo occidental los ciudadanos son iguales ante la ley y las oportunidades eso no es del todo cierto y menos cierto en algunas sociedades más que en otras.

El segundo párrafo de la Declaración de independencia de los Estado Unidos dice: “tenemos por ciertas estas verdades evidentes que todos los hombres (y mujeres si hubiese sido escrito por el Polo), han sido creados con igualdad, que han sido dotados por el creador con cierto Derechos inalienables, entre los cuales están la Vida, la Libertad, y la Búsqueda de la Felicidad”. Aún en nuestro vecino del norte que nació como Nación con este propósito de igualdad, no todos los hombres (y mujeres) son iguales; no son iguales los negros, los latinos,…las mujeres y otras “minorías” todos los cuales constituyen más de las tres cuartas partes de la sociedad norteamericana.

En nuestra amada Colombia también todos somos iguales, pero como en la novela de marras unos son más iguales que otros. Ante ley se acostumbraba a decir en Colombia que ésta era para los de ruana, hoy aún podemos decir que no todos somos iguales ante ley aunque esta también aplica en algunos casos para los de toga, los padres de la patria y uno que otro empresario. No todos somos iguales porque la justicia está politizada es ineficiente, corrupta y sesgada. Me sorprendió la condena de un ex viceministro que recibió grandes coimas por favorecer una adjudicación a Odebrecht (5 años) y me acordé de la condena del exministro Arias (17 años) que hizo otras pilatunas iguales, o tal vez menores: ¿por qué? Ni qué hablar de vara con que se mide crímenes de todas pelambre de delincuentes, pasando por bandas criminales (tratamiento preferencial para el Clan del Golfo y/o Urabeños?), paramilitares y guerrilleros.

Tampoco somos iguales los colombianos ante las oportunidades que vienen, como todos sabemos, de la educación. Salió en estos días el ranking (están de moda los rankings) de los mejores colegios del país ¡Y oh sorpresa! todos los que aparecen en los primeros lugares son colegios privados. Como todos sabemos que para ir a colegio privado se necesita un buen presupuesto lo cual, como lo muestran nuestros índices de inequidad, es privilegio de los que son más iguales. Otro tanto sucede en el acceso a la salud. Se puede tener un buen servicio o bien vía tutela o vía presupuesto y se repite la historia.

Hay formas más evidentes que nos toca sufrir en las ciudades (particularmente Bogotá) el que unos sean más iguales que otros. Me refiero a esos señores feudales para quienes, con ejércitos privados y camionetas blindadas, no aplican las normas de tránsito. Pueden detener el flujo vehicular a su antojo, pueden hacer cruces prohibidos y ponerse de ruana la ciudad. Al fin y al cabo son más iguales que nosotros.

El discurso de la equidad social es compartido por todas las tendencias ideológicas desde la extrema derecha hasta la extrema izquierda. No obstante, en uno y otro bando ese discurso no permea la realidad y los Castro en Cuba y los Maduro en Venezuela seguirán siendo más iguales que sus compatriotas, como lo será Trump en Estados Unidos. La esperanza que nos queda es la igualdad de oportunidades.

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