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Analistas 21/11/2017

Sintonía de los candidatos

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Fui a votar el domingo en la consulta interna del Partido Liberal. O mejor, en la lánguida consulta interna…… Muy pocas mesas y muy poca gente votando. Las mesas está numeradas, siendo la número uno la mesa donde votan las cédulas más antiguas y, en este caso, la mesa cinco donde votan las mas recientes. Es decir, los más jóvenes. En la mesa en la cual voté (la de los más viejitos) había algunos votos, no muchos, pero fui observando las urnas y aprecié que a medida que los votantes eran menores, el número de votos disminuía hasta llegar a la mesa 5 en la cual al medio día (antes del aguacero) había !!Un voto!!!.

Obviamente ello lleva a varias reflexiones. De una parte, qué le dicen los partidos a las nuevas generaciones y de otra qué le dicen los candidatos. Vamos por partes. Las encuestas han puesto de presente que los partidos políticos han perdido toda credibilidad y ello no solo lo señalan las encuestas. Los profesionales de la política también están tan convencidos que los partidos poco interesan o motivan al ciudadano que han decidido no presentarse por los partidos sino por firmas. El caso más patético es el de Vargas Lleras que no se presentó por el partido que él mismo había fundado. Es necesario en este escenario reconocer que al menos a Cristo y a De la Calle no les dio pena decir que aspiraban a ser candidatos de un partido.

La siguiente pregunta es porqué los colombianos, sobre todo los jóvenes, no creen en los partidos. La razón es simple. Baste ver los programas institucionales de los partidos que nos obligan a ver en los dos canales. Allí hay una desconexión total con los temas de empleo de los jóvenes, formación, contenidos de plataformas sociales, recreación, temas de genero y sobre todo con irreverencia y futuro. La sensación que se tiene es que los partidos trabajan en función de los intereses de sus maquinarias y de sus dirigentes, y desde luego lo que el gobierno les dicte como agenda (ahora es el Acuerdo de Paz) con lo cual pueden acceder a los recursos que les permitan defender sus intereses y los de sus maquinarias.

Ahora bien, si los partidos no están conectados con los jóvenes, que dicho sea de paso son las mayorías, cómo es que los candidatos tampoco. ¿Será que en un mundo que elige jefes de estado jóvenes como Macron y Trudeau, en Colombia tenemos un problema con la edad de los candidatos?. Lo que pasó en las elecciones de los Estados Unidos con Bernie Sanders diría lo contrario. No es la edad del candidato sino su mensaje. Bernie con su irreverencia le llegó al corazón de los universitarios, de los jóvenes inconformes y supo encausar en un partido tradicional la rebeldía de las nuevas generaciones.

Eso no lo han logrado nuestros candidatos. Los jóvenes ven a los candidatos como parte del paisaje para reproducir unas estructuras que les son ajenas. Los jóvenes no entienden por qué partidos desgastados, y políticos distantes monopolizan el poder y las mayorías que no creen ni en los unos ni en los otros no participan en la construcción de una nación en la cual palmarán sus anhelos de vida. Algo así como lo que sucedió en el Brexit donde la población mayor frustró los anhelos europeistas de los jóvenes británicos.

En Colombia la mayoría de esos jóvenes pertenecen a los niveles de menores ingresos y su formación política es deficiente y ello obliga con mayor razón a un discurso que genere pasión y a la vez sea pedagógico, pero que no descanse en el terreno fácil del populismo y las falsas ilusiones. La última pregunta es ¿quién sería el papá (candidato) del muchacho que votó en la mesa cinco?

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