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Analistas 26/02/2019

Polarización

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

El debate político y económico de los últimos años en el país gira en torno a la polarización. Pero si por aquí llueve, en la región no escampa y lo que ha puesto de manifiesto la situación de Venezuela es que la polarización entre derecha y izquierdas se tomo el escenario continental. El tablero de ajedrez económico y político presenció un giro dramático en los último cuatro años. Así fue en Brasil con la improbable elección de Bolsonaro, la de Macri en Argentina, la reelección de Piñera en Chile, la elección del Uribismo en Colombia, la volteada de Lenin Moreno en Ecuador, la elección de Abdo en Paraguay y más recientemente el resultado de El Salvador. Todos esto países habían venido siendo gobernados por presidentes o bien de izquierda o de tinte socialdemócrata, que igualmente eran acusados de comunistas por la extrema derecha. Sobra decir que un gran jugador, que es México, se movió en sentido contrario.

Esta ola de derechas ha traído dos fenómenos interesantes. De una parte se han anunciado giros sustanciales en el manejo de la política económica, y se ha sucedido una realinderación política en el marco de una nueva guerra fría que vivimos entre China y Rusia, en una esquina, y los Estados Unidos, en la otra.

En efecto, temas que parecían en el olvido como los tratados de libre comercio y los cambios en los regímenes de pensiones y el manejo monetario, entre otros, se han vuelto prioritarios en la agenda. Brasil y Argentina anuncian un revolcón en el Mercosur para que este proceso de integración se dé en el marco de comercio más libre, mientras que estos dos países y Ecuador empiezan a plantear la posibilidad de tratados con los Estados Unidos. De hecho, Ecuador está negociando un tratado de inversión con este país, mientras Perú anunció en estos días la ratificación de un TLC con Australia. Tal vez Colombia, con un régimen que en el pasado había sido el abanderado del libre comercio, es de los pocos que han anunciado una congelación en este frente. El Gobierno Bolsonaro presentó la semana pasada la reforma pensional, otro tanto ha hecho Chile, y el Gobierno Macri sacó adelante su reforma pensional. Nuevamente, ha sido el Gobierno Duque el único de este bloque que ha aplazado decisiones en este sentido.

En el plano geopolítico, los nuevos aires de la región han evidenciado el traslado de la nueva guerra fría a nuestro territorio. Hacía muchos años no veíamos tanta cercanía entre nuestro vecindario y los Estados Unidos en unos países, mientras en otros la cercanía es con China y Rusia. El vicepresidente Pence se ha convertido en visitante asiduo de América Latina, mientras algunos presidentes latinoamericanos viajan con mayor frecuencia a Washington. El poderoso Unasur, liderado por Chávez en su momento, que buscaba un espacio regional sin los Estados Unidos, lo ha reemplazado una OEA con una gran influencia de los EE.UU. y un Grupo de Lima con línea directa con la Casa Blanca. Por otro lado, los países de izquierda se atrincheran en su amistad con Rusia y China y esto es evidente en Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia. Estas dos potencias buscan mayores espacios en la región y con iniciativas como el foro Celac - China y la iniciativa de la Ruta de la Seda, la China gana presencia en todos los países más allá de ideologías.

No sabemos aún si estos nuevos vientos traerán economías más dinámicas en un continente rezagado o si, por el contrario, las fórmulas traerán, como piensan algunos, mayor desigualdad y enfrentamientos globales que no nos pertenecen.

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