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Analistas 20/12/2022

Lo difícil está por venir

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Es usual en esta época desear los mejores éxitos para el año que se avecina y yo al igual que todos los colombianos tenemos los mejores deseos por un 2023 lleno de paz, abundancia y armonía en nuestra sociedad. ¡Desafortunadamente este no será el escenario más probable!

Se viene un año plagado de dificultades en todos los órdenes. Primero está, desde luego, el económico. Todos los organismos multilaterales han anticipado que 2023 será en el mundo un período de profunda desaceleración y nuestro país no es excepción. Al escenario global debemos sumarle algunos ingredientes locales que harán todavía más penosa la situación.

La inflación no cederá como pronostica el Gobierno y según algunos analistas andará en 8% y 9%, lo que sumado a una probable reforma laboral que haga más gravoso el empleo formal resultará en mayores tasas de desempleo, o el mejor de los casos mayor participación del empleo informal.

Súmele el impacto que sobre la actividad productiva tendrá la reforma tributaria que impone una cascada de impuestos que pasa por los de renta, patrimonio y dividendos. No se si la avalancha de subsidios que ha anunciado el gobierno a los 100.000 jóvenes, a los ancianos, a las madres cabeza de hogar, a los motociclistas, al campesinado y otros más, alcance a contrarrestar el terrible impacto social que tendrá una economía en desaceleración.

Pero la reforma laboral que anticipa un mayor costo de la mano de obra no es la única que se anuncia. Viene la reforma a la salud que promete desbaratar lo poco bueno que tiene el sistema actual por una inquínia que tiene la ministra del ramo contra las EPS. Promete esta reforma orientar los recursos del estado directamente a los hospitales (IPS) que están en déficit, pero no habla de la administración del sistema que incluye los médicos no adscritos a un hospital y todo el andamiaje de citas con especialistas.

Volveremos a las épocas en las cuales se necesitará palanca política para conseguir una cita médica y ni se diga para una hospitalización o una intervención especializada. El país va a necesitar una jurisdicción especial para atender las tutelas de salud que se multiplicarán.

Por si con los elementos mencionados no hay ocasión de preocupación, súmele que 2023 es año electoral y el ambiente político estará enrarecido por las contiendas que se repetirán a los largo y ancho del país a lo que se suma el interés de los grupos armados por mantener su influencia política en los municipios donde ejercen control militar. No sería sorprendente que este escenario político dificulte las conversaciones de paz, en tanto que lo que ha mostrado el ELN es que no está muy dispuesto a ceder terreno en su control territorial.

Se tendrán que aclimatar en 2023 las innumerables reformas que se tramitaron en este primer año de gobierno y los nuevos funcionarios, muchos de ellos como hemos visto con poca experiencia, tendrá enormes retos para los cuales no necesariamente están preparado.

Pueda ser que con el nuevo ciclo que se inicia el 1 de enero el Presidente abandone su discurso de jefe de la oposición evidente en señalamientos que los dólares de la coca son los que determinan la tasa de cambio o que la infraestructura vial nacional solo sirve para las importaciones y destruir la industria y asuma plenamente su papel de Jefe de Estado para no opacar los aspectos positivos de su Gobierno en un año que va a ser muy difícil.

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