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Analistas 31/10/2023

¿Derechas e izquierdas?

Carlos Ronderos
Consultor en Comercio y Negocios Internacionales

Cuando la humanidad creyó, con la caída del muro de Berlín, que se había dado fin a un período de la historia marcada por una tajante división entre comunismo y capitalismo nos encontramos que lejos de haber cesado estos enfrentamientos se han recrudecido y derechas e izquierdas han adoptado banderas de lucha que poco tienen que ver con posturas ideológica.

Basta ver las dos grandes guerras que se libran hoy y que dividen a las sociedades en bandos arbitrarios de izquierda y derechas. Quienes apoyan la invasión rusa a Ucrania se proclaman de izquierda, mientras que se acusa de derechistas, fascistas e incluso de defensores de neonazis, como hace la propia Rusia, a quienes defienden la soberanía de Ucrania. Qué tendrán estas posiciones que ver con posturas ideológicas se pregunta uno. La defensa de la soberanía, es decir la lucha contra el imperialismo, era un principio comunista que Lenin plasmó en un extenso tratado y por demás nada más alejado de principios socialistas que el gobierno y la sociedad rusa, al punto que el mundo se refiere a su élite como “La Aristocracia”. No cabría, pues, argumentar que habría elementos para defender esta incursión como una lucha de la revolución comunista.

Otro tanto sucede en la guerra entre Israel y los palestinos. Es innegable que Israel en el pasado ha ocupado territorios palestinos de manera arbitraria y que ha dado al pueblo palestino un tratamiento que no es aceptable, pero en ningún momento justifica que un grupo terrorista como Hamás entre a territorio de Israel y masacre a más mil ciudadanos indefensos incluyendo mujeres, ancianos y niños. Justificar este acto barbárico en aras de una posición ideológica no tiene fundamento ni le sirve a la izquierda como bandera, como así mismo la reacción desmesurada de Israel no puede justificarse en aras del entendido que es lucha de las derechas contra el terrorismo comunista.

Pretender en nuestro rincón del mundo que el socialismo, o comunismo, para llamarlo por su nombre, que defiende los principios que llevó a Karl Marx a postular una lucha por los más desvalidos, están encarnados en los regímenes de Cuba, Nicaragua y Venezuela simplemente no es cierto. Son estos los países que más pobreza han generado, realidad a la que niega la izquierda siempre dispuesta a defender una ideología que perdió su rumbo. De la misma manera negar que en la justificable barrida de delincuentes que el presidente Bukele emprendió en El Salvador, no sea han violado derechos humanos, es negar, en aras de la defensa de una ideología lo indefensable.

Así como esto sucede entre los países otro tanto sucede al interior de los países. A quienes defienden el imperio de la ley, califican de derechistas, mientras que las izquierdas ven en la ley un instrumento de dominación. Ni lo uno ni lo otro. La convivencia necesita unas reglas de juego, y esas reglas son acordadas por las sociedades en su constitución y sus leyes. En el caso de Colombia una Constitución acordada entre establecimiento y fuerzas insurgentes. No cabe aquí dicotomía ideológica.

Lo que sin lugar a dudas parece esconderse detrás de estos disfraces es verdaderamente una lucha entre el autoritarismo y el populismo de un lado y la democracia y el pluralismo de otro. No es sorprendente que ciertas posturas totalitarias de llamadas derechas e izquierdas se parezcan y que el populismo se convierte en la mayor amenaza a las democracias del siglo XXI

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