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Una virtud bastante escasa es aquella de tener la inteligencia de cambiar de rumbo cuando a todas luces es claro que se hace necesario un nuevo enfoque. Porque sin lugar a dudas es una virtud en tanto que requiere de humildad, saber escuchar, capacidad de reflexión y visión de largo plazo. Son mas las veces en que los líderes se empecinan en una idea y a pesar de que a todas luces se ve que esa idea conduce a sus países por un sendero erróneo, persisten con obstinación. El mas claro ejemplo lo tenemos en Rusia. Debería ser evidente para Putin que su embeleco de la guerra fue una mala idea, que ha afectado su economía, su estatus global y su prestigio militar, pero puede mas su orgullo.
La capacidad de rectificar es mas frecuente en regímenes democráticos que en aquellos autoritarios pues en los primeros funcionan los pesos y contrapesos, se abre el debate sin estigmatizaciones y de la manera inteligente las sociedades logran hacer realidad los objetivos que se traza un gobierno sin que ello cause daños graves al país. Un claro ejemplo` es lo que acaba de suceder en Gran Bretaña. Liz Truss prometió una rebaja de impuesto para permitir que las empresas tuvieran una mayor capacidad de inversión y ante el fracaso de la política y el pánico económico que generó, incluyendo una devaluación de la libra esterlina con respecto al dólar de manera mas pronunciada que otras monedas y un encarecimiento del crédito internacional, el partido conservador rectifico, forzó el retiro de la primera ministra y esta en curso de rectificar el curso con un nuevo primer ministro.
En Colombia estamos frente a un escenario parecido. No hay duda que es obligación de un gobierno cumplir lo que prometió en campaña y lo que prometió Petro fue un cambio profundo en muchos aspectos de la economía y la sociedad y a tres meses de su posesión ya anunciado esos cambios. Bienvenida esa coherencia, pero si el desarrollo de los cambios propuestos genera síntomas de pánico económico es necesario rectificar y buscar obtener los cambios deseados a través de otros caminos sin que ello acabe impactando negativamente al país y borre con el codo lo que se pretende hacer con la mano.
No hay duda que los anuncios hechos por el gobierno de los cambios que se avecinan han causado alarma económica y asustado la inversión. La tozudez en el tema del alcance de una reforma tributaria en momentos de crisis mundial, el repentino e inconveniente giro en la política de hidrocarburos, las propuestas de control de precios, los anuncios de la estatización de salud y pensiones, la injerencia en la autonomía de Banco de la República tiene la devaluación disparada y el costo de endeudamiento externo como el mas alto en América Latina. Es la oportunidad de rectificar. Hay que buscar mayor equidad y no hay duda que el sistema tributario es un mecanismo indispensable para ello pero sin afectar la estructura empresarial, el país y el mundo necesitan una transición energética hacía energías limpias pero esta debe ser pausada, se requieren ajustes en el sistema de salud sin destruir lo construido y es urgente amainar la inflación sin propuestas populistas. Para lograr estas metas es necesario una reflexión de parte del gobierno y aceptar que es necesario rectificar sin sacrificar la necesidad de un cambio pues sin duda algo no anda bien. Rectificar no es una derrota, sino un triunfo de la inteligencia sobre la pasión.