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Analistas 18/03/2023

Ayer, hoy y mañana

Carlos Fernando Villa Gómez
Consultor de Mercadeo

Lo que está sucediendo en nuestro país da la impresión de que existiera una tremenda confusión entre la gente de marketing y en todas áreas de la sociedad, sobre lo que son y significan el pasado, el presente y el futuro.

Porque es notorio el menosprecio hacia los hechos y casos que son parte del ayer que deben servir de lección para evitar cometer errores hoy. El presente parece ser ignorado, y el futuro se está tratando de adivinar, llegando incluso a vivirse en él tal como ocurre en el séptimo arte.

Los ejemplos y análisis de los libros son de gran valía, pues no solamente son relatos de hechos sino también lecciones que deben ser tenidas en cuenta. Se está desconociendo el valor del pasado, parece que no se sabe vivir el presente, y da la impresión de la existencia de muchos adivinos.

Acerca del pasado vale la pena recordar la del filósofo holandés Baruch Benedict Spinoza: “Si no quieres
repetir el pasado, estúdialo”, o la del español Jorge Santayana, también filósofo: “Aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo”, y la del político británico Harold McMillan: “Deberíamos usar el pasado como trampolín y no como sofá”, y la de San Agustín, quien dijo que “el pasado ya no es y el futuro no ha llegado todavía”.

Sobre el presente hay muchas alusiones a lo que es y significa. Séneca dijo que “La mayor rémora de la vida es la espera del mañana y la pérdida del día de hoy”; la famosa novelista inglesa Agatha Christie escribió: “Aprendí que no se puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. La vida, en realidad, es una calle de sentido único”, y el dramaturgo austríaco Arthur Schnitzler dijo: “Estar preparado es importante, saber esperar lo es aún más, pero aprovechar el momento adecuado es la clave de la vida”.

Predecir el futuro es imposible; son muchos los que se equivocaron tratando de hacerlo como Thom Watson, alto ejecutivo de IBM quien en 1943 dijo: “Creo que sólo hay mercado para cinco computadores”. Un ingeniero de IBM en 1968 aseguró que “los micro chips no sirven para nada”, y Ken Olson, presidente de Digital en 1977 opinó que “no existe razón para pensar que alguien va a querer un computador en su casa”.

El inventor gringo Lee De Forest, pionero de la electrónica, dijo que “aunque teórica y tecnológicamente la televisión es posible, comercial y económicamente es una utopía”. H. Warner, de los Warner Brothers, comentó en 1927: “¿Quién diablos va a querer escuchar a los actores?”. Un ejecutivo de la casa de grabación Decca aseguraba en 1962 sobre los Beatles que “no nos gusta escucharlos, además de que la música con guitarras se está acabando”.

En 1964 el famoso profesor de Harvard George Baku dijo que “los cambios más drásticos en los productos durante los próximos veinte años incluirán novedades como casas plásticas, lavaplatos ultrasónicos y autopistas electrónicas”. Alfred Malabre, editor de The Wall Street Journal escribió en 1966: “El muy productivo empleado del año 2000 estará trabajando solamente 37 horas a la semana”.

La lista es interminable. La gente de mercadeo tiene que considerar el pasado, vivir en la actualidad y planificar sin tratar de ser adivino, cuidándose de no hacer las cosas como si lo fuera. ¡Colombia también!

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