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Analistas 21/03/2024

No acelerar el recorte de tasas: ¿Es la solución?

Carlos David Alape Gamez
Economista y estudiante de Administración Pública Esap

A la espera del anuncio sobre la tasa de política monetaria por parte del Banco de la República el próximo 22 de marzo, diversos expertos de distintos sectores económicos, incluido el Ministerio de Hacienda, coinciden en la necesidad de que el emisor reduzca con mayor celeridad su tasa de interés con el fin de impulsar el crecimiento económico.

Tras la revelación por parte del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) de la desaceleración de la inflación durante el último año y el débil desempeño de la actividad económica, voces como la del ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, han respaldado la idea de una reducción más contundente de la tasa de interés. Desde esta perspectiva, basándome en estimaciones de la conocida Regla de Taylor, propongo que la tasa de política monetaria debe presentar una reducción cercana a 1%.

El Emisor, al igual que otros bancos centrales, toma sus decisiones de política monetaria teniendo en cuenta lo que los economistas denominan la Regla de Taylor. Esta ecuación considera una serie de variables, como la diferencia entre el producto potencial y el real de la economía, así como la brecha entre las expectativas de inflación y la inflación observada, una vez que los datos son publicados por el Dane.

En la Figura 1 se presenta el comportamiento de algunas variables relevantes conforme a la Regla de Taylor, tales como las expectativas de inflación, la inflación observada y, en última instancia, la tasa de interés. Podemos observar una disminución tanto en las expectativas de inflación, que han descendido de su punto máximo de 7,86% en enero de 2023 a 5,13% en el mismo mes de 2024, como en la inflación observada, que pasó de 13,34% en marzo de 2023 a 7,74% en febrero de 2024. En cuanto a la tasa de interés, se ha aplicado una política muy agresiva, llevándola a su máximo histórico de 13,25% por parte del emisor. Este enfoque ha contribuido a reducir las expectativas de inflación y a encaminar la inflación hacia la meta de largo plazo de 3% establecida por el Emisor.

Por otro lado, en la Figura 2 al analizar el comportamiento de otras variables económicas como el desempleo, es posible interpretar que este ha sido afectado de manera indirecta por los incrementos en la tasa de interés del Emisor. Esto se debe a que el costo de la inflación para los hogares se vuelve más elevado, especialmente para aquellos de bajos ingresos, esto sucede cuando el Emisor aumenta su tasa de interés para contener la inflación. Sin embargo, esta medida conlleva el llamado trade-off entre el producto y la inflación: a medida que el Emisor persigue su objetivo de reducir la inflación (actualmente en 7,74%) mediante el ajuste de la tasa de interés, el crecimiento económico se ve afectado, provocando una caída (actualmente de un 0,9%) debido al conocido mecanismo de transmisión, lo que finalmente repercute en el empleo (actualmente en un 12,7%).

Para dinamizar la economía colombiana, es crucial que el Emisor avance en el ciclo de flexibilización de la política monetaria. Considerando que la inflación se ha moderado y las expectativas de inflación se han estabilizado, aunque el producto interno se haya visto sacrificado y el desempleo esté en aumento, la prudencia sigue siendo clave. No obstante, tanto los hogares como las empresas requieren el respaldo del emisor, si se desea que la economía colombiana retome la senda de crecimiento económico previa a la pandemia.

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