.
Analistas 12/01/2025

Juegos del calamar, menos recursos para la salud en 2025 y la "reversa para atrás" del Bolillo

Camilo Arias
Economista y profesor de la Escuela de Ciencias Económicas y Administrativas de la UniSabana

A finales del año pasado se estrenó la segunda temporada de la serie Los juegos del calamar. Sin arruinarle la historia a quienes no la han visto, puedo contar, sin temor, que la trama gira en torno a varias personas dispuestas a arriesgar sus vidas por motivos financieros. Me llamó mucho la atención que uno de los motivos más frecuentes era pagar cuentas médicas de seres queridos: los personajes participan en juegos mortales para ganar dinero con el que costear cirugías, tratamientos y medicinas de madres, parejas e hijos.

Confieso que no me sentí identificado con estas motivaciones, ni creo que los colombianos podamos identificarnos completamente con ellas. Nuestro sistema de salud, por ahora, evita que nos veamos agobiados por la necesidad de financiar nuestra atención médica. Sin embargo, últimamente he tenido razones para preocuparme.

El Ministerio de Salud publicó recientemente la resolución que establece el incremento de la Unidad de Pago por Capitación (UPC) para 2025. Al igual que a finales de cada año se define el aumento del salario mínimo, que tiene un impacto significativo en la economía colombiana, también se fija el ajuste de la UPC. La UPC es el monto que el gobierno transfiere a las EPS para cubrir la atención en salud de cada colombiano. Aproximadamente el 70% del gasto en salud del país se financia a través de esta unidad, afectando a la gran mayoría de los colombianos. Por esta razón, el valor de la UPC y su ajuste anual son fundamentales para un sistema de salud que, financieramente, es frágil y enfrenta una crisis estructural.

Para 2025, el salario mínimo aumentará un 9,5%, mientras que la UPC subiría solo un 5,36%. Este incremento de la UPC está alineado con las expectativas de inflación para 2024, según el consenso de analistas. Sin embargo, estos datos plantean escenarios preocupantes para la financiación de la salud en Colombia: si los costos de salud aumentaran al mismo ritmo que el salario mínimo, el ajuste de la UPC solo cubriría la mitad de ese incremento. Esto supone, de manera optimista e irreal, que todos los demás factores que impulsan los costos en salud se mantendrán constantes. Incluso si la UPC sube al ritmo de la inflación, evitaría una reducción en términos reales, pero solo si factores como la utilización de servicios y los avances tecnológicos no aumentan, algo que contradice toda la evidencia disponible.

Históricamente, y como lo muestran los estudios del Ministerio de Salud, los costos en salud suelen crecer por encima de la inflación debido, entre otras razones, al aumento en la frecuencia de uso de servicios y la introducción de nuevas tecnologías médicas. Al ignorar estas tendencias, el ajuste del 5,36% implica una reducción real en los recursos transferidos a las EPS por cada afiliado.

Una mala noticia en el peor momento

El ajuste de la UPC del 5,36% sería una pésima noticia en cualquier circunstancia, pero bajo la actual coyuntura de desfinanciación del sistema de salud, puede ser devastador. Tal y como la Asociación Colombiana de Sociedades Científicas y otros actores del sector han advertido, un incremento del 5,36% de la UPC es insuficiente: la fragilidad financiera de las EPS, hospitales públicos, clínicas y profesionales de la salud se profundizaría, afectando directamente a los pacientes y, en última instancia, a todos los colombianos.

Además, esta medida incrementará la desigualdad en un país donde este problema ya es crítico. Con un índice de Gini de 54,8, Colombia es una de las naciones más desiguales del mundo. Los más vulnerables, que dependen exclusivamente de la UPC para cubrir sus gastos en salud, serán los más afectados. Mientras tanto, quienes cuentan con mayores ingresos y acceso a seguros voluntarios y planes complementarios estarán mejor protegidos frente a una eventual reducción real de los recursos.

Cabe destacar que la mayoría de los colombianos que aportan al sistema de salud lo hacen sobre la base del salario mínimo. Si este aumenta un 9,5% pero la UPC solo sube un 5,36%, estos ciudadanos estarán contribuyendo proporcionalmente más, mientras los recursos destinados a financiar su atención crecerán a un ritmo menor.

Un llamado a corregir el rumbo

Históricamente, las EPS han argumentado que los ajustes de la UPC son insuficientes para cubrir los costos de atención en salud. Con David Bardey y Paul Rodríguez, hemos investigado aspectos relacionados con la suficiencia de la UPC. Aunque puede haber diferencias en los enfoques, la evidencia confirma que el sistema enfrenta graves problemas de financiación. Reducir en términos reales los recursos disponibles no solucionará la crisis; la profundizará.

Si esta resolución se mantiene, el sistema de salud recibirá otro golpe que podría tener consecuencias graves para su sostenibilidad. Es fundamental recordar que estos recursos financian la atención de todos los colombianos, incluyendo pacientes con cáncer, diabetes y madres gestantes. La desfinanciación se traduciría en menos atenciones y tratamientos, más dolor y una menor calidad de vida para esta y futuras generaciones.

Reconocer un error y corregirlo no es fácil, menos para un gobierno. Sin embargo, el Ministro de Salud ya ha manifestado su disposición para revisar el incremento de la UPC, y todavía hay tiempo para rectificar. El Bolillo Gómez dijo alguna vez: “Me tocó echar reversa pa' trás”. Si él pudo, ¿por qué no podría este gobierno?

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA