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Analistas 26/12/2022

El “doblepensar” colombiano

Andrés Felipe Londoño
Asesor en transformación digital legal de servicios financieros
La República Más

En “1984” la distopía de George Orwell un elemento clave del control social del partido totalitario que gobierna Oceanía es el “doblepensar”: el acto de creer simultáneamente dos ideas contradictorias y excluyentes entre sí, suspendiendo el juicio frente a la evidente imposibilidad lógica de sostenerlas al mismo tiempo.

Este concepto va más allá de la mentira o la hipocresía. Es más profundo. Es producto de un proceso cognitivo donde (i) en principio se sabe que algo no es cierto, (ii) se olvida que no es cierto, (iii) se cree que es cierto y (iv) se olvida que alguna vez se supo que no fue cierto. A través de este laberinto irracional, lo que diga el Partido que es cierto se torna verdad, independientemente de lo que haya ocurrido realmente. A través del ejercicio activo del “doblepensar”, el Gran Hermano hace realidad su postulado de que “quien controla el pasado controla el futuro y que quien controla el presente controla el pasado”.

En la novela, este concepto se hace evidente en los slogans del Partido: “La guerra es paz; la libertad es esclavitud; La ignorancia es fortaleza”. También se observa en los cínicos nombres de los Ministerios que gobiernan: el de la Verdad -encargado de la propaganda y la diseminación de mentiras-; el de la Paz -encargado de perpetuar la guerra-; el de la Abundancia -encargado de racionar la producción centralizada-; y el del Amor -encargado de la tortura, la reeducación y la vaporización del opositor. Finalmente, se evidencia en el desdén hacia la Historia, cuando las noticias niegan la guerra previa con quien ahora es una potencia extranjera aliada, reescribiendo el pasado.

En Colombia el “doblepensar” no es nuevo, pero se ha intensificado con el colectivismo en el cual nos encontramos inmersos. Primero, vemos cómo ideas satanizadas por el Pacto Histórico (el Partido) y sus seguidores hace apenas un año, hoy son eje de la “potencia mundial de la vida” y la “paz total”, como la reforma tributaria y la renovación de la flota de aviones de guerra. Medidas que sirvieron para promover el “estallido social”, hoy son implementadas ante un público inmune a los absurdos.

Segundo, acogiendo el mejor estilo Orwelliano, vemos cómo se funda un Ministerio de la Igualdad destinado a imponer medidas para favorecer grupos específicos, crear privilegios fundados en la identidad y destruir poco a poco la igualdad formal de los colombianos ante la ley.

Tercero, recurrentemente se implementan medidas que atentan contra el orden jurídico colombiano sin consecuencia alguna. Con los ejemplos de la liberación arbitraria de miembros de la primera línea o la selección a dedo de descuentos en el Soat, se desconoce abiertamente la Constitución y la Ley, bajo la plena consciencia de la pirámide de Kelsen, concepto básico del Derecho, según el cual normas inferiores no pueden contradecir normas superiores jerárquicamente.

Finalmente, el transfuguismo de facto de gran parte de los congresistas que, traicionando todo apego a los postulados básicos de sus respectivos partidos, hoy apoyan diariamente medidas que atentan contra el Estado de Derecho. Su cinismo anula la democracia participativa donde el 49% de las personas votaron contra el colectivismo que hoy gobierna, impulsado por el “doblepensar” masivo que anula cotidianamente la racionalidad en Colombia. Lean “1984” para ver cómo todo esto termina.

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