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Analistas 13/04/2024

Ética en el abastecimiento

Alejandro Ortíz
Profesor del Inalde Business School

A mayor eficiencia en operaciones, abastecimiento y logística, los resultados de rentabilidad de las empresas serán mejores. Y estos procesos pueden ser muy relevantes en la participación de los costos. En algunos casos, la logística puede superar hasta el 20% del total de los ingresos, permitiendo que en este tipo de rubros se encuentren oportunidades para mejorar los beneficios económicos.

Por ello es prioritario reconocer las complejidades de las conductas éticas, desde la transparencia en las operaciones, el comercio justo y el trato con los trabajadores.

Al profundizar en estos temas, surgen algunas preguntas que podrían identificar si existen consideraciones poco éticas en el manejo de la cadena de abastecimiento: ¿La producción de materias primas por parte de nuestros proveedores se hace cumpliendo la normatividad vigente? ¿Somos responsables de nuestros procesos de abastecimiento, producción y distribución de nuestros productos? Es posible que por el afán que implica cumplir con los objetivos financieros, algunas empresas puedan descartar de manera deliberada algunos criterios como los medioambientales, el cumplimiento de normatividad y el trato justo a los empleados.

De manera especial, el trato a los empleados es un asunto crucial. Uno de los problemas de mayor impacto es la explotación laboral, donde se evidencia que hay algunas empresas en latinoamericanas que pueden hacer uso de esta mala acción.

Salarios insuficientes, falta de pagos de seguridad social e, incluso, largas jornadas de trabajo son prácticas que dejan una huella negativa, muchas veces imborrable, en las comunidades. No obstante, algunas empresas utilizan estas malas prácticas para generar competitividad de los bienes ofrecidos o mayores utilidades.

De la misma manera, en asuntos de logística y abastecimiento pueden propiciarse resultados catastróficos para el medioambiente, cuando se persigue como único objetivo la rentabilidad. A pesar de que existen regulaciones ambientales y su incumplimiento puede generar multas o constituir delitos, es relevante cuestionarse sobre qué acciones se llevan a cabo, no solo para no destruir el medio ambiente sino también para protegerlo.

¿Cuál es nuestro propósito superior al cumplir las leyes relacionadas con el cuidado del medio ambiente? ¿Lo hacemos con un objetivo genuino o simplemente por cumplir unas normas? Como empresarios y directivos debemos insistir en tomar buenas decisiones que tengan como objetivo la sostenibilidad de los ecosistemas en el largo plazo.

Asimismo, es necesario proponer soluciones que involucren y comprometan el talante ético de los accionistas, así como mecanismos de selección adecuados de sus directivos para minimizar los riesgos. Es imprescindible un lineamiento ético que se comunique y que, además, no se quede en el papel y se convierta en parte del ADN de la organización. Incentivar la inversión en proyectos sociales, educativos o de salud pueden generar resultados positivos en la reputación de la empresa y sus marcas.

Es inaceptable tomar una alternativa en contra de la ética, pero no podemos desconocer que siempre existirán dilemas de diferentes proporciones al evaluar las decisiones; ahí debemos actuar con prudencia y apegados a nuestros principios.

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