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Analistas 14/09/2019

El coraje del guerrero

Aldo Civico
Antropólogo y estratega de liderazgo
Analista LR

En estos días, un amigo me hizo un reclamo. Estábamos en una comida, acompañados de otras personas, y la conversación se enfocó sobre temas de coyuntura. Todo el mundo opinaba, mientras que yo permanecí en silencio toda la noche. Me limité a observar. Me volví invisible. “Tienes que compartir tu opinión. Si no hablas, no generas confianza”, me dijo el amigo, a quien quiero mucho precisamente por ser tan transparente y directo conmigo. Me dejó pensando. Tenía razón; si estás, no puedes eximirte de participar.

De hecho, no es insólito también para los ejecutivos encontrarse en reuniones de equipo y no aportar a la conversación con sus ideas, visiones, propuestas. A veces los atrapa el miedo a equivocarse, a quedar mal, a ser percibidos como unos tontos. Como me pasó a mí en aquella comida, se preocupan más de sí mismos que de aportar a la dinámica del equipo, a co-crear. Es como si en algunas circunstancias aquel guerrero que vive en el interior de cada uno de nosotros, y que nos ha asistido muchas veces durante nuestra carrera, estuviera de licencia.

En otras palabras, hay momentos en los cuales mostramos un patrón de invisibilidad. Nos pasa cuando nos escondemos, evitamos, nos frenamos, o simplemente nos protegemos bajo la sombra de quienes son percibidos como más poderosos. La causa puede ser poca autoestima en algunas áreas de la vida, o la tendencia a hacernos más pequeños de los que somos.

Por eso, causa ansia y angustia el mostrarse, el revelarse. En el fondo, en una renuncia a reconocerse como líderes y a ejercer el propio liderazgo. Cuando hablo con ejecutivos que presentan este patrón de la invisibilidad, les pregunto, “En aquellos momentos, cuando te quedas callado, ¿estás actuando desde la preocupación o desde el propósito?”

Entonces, ¿Qué hacer cuando se presenta el patrón de la invisibilidad? El primer paso es no verlo como un problema, sino como una oportunidad. Es decir, como una invitación y un recordatorio de que ha llegado el momento de conectarse con tu guerrero interior. En otras palabras, es el momento de sacar el coraje y la valentía. De hecho, estas virtudes son el camino del guerrero para acoger nuestras debilidades y fortalezas.

Por eso, en las culturas ancestrales, el arquetipo del guerrero es propio de los líderes, los protectores, los aventureros, los hechiceros. El guerrero es quienes se presenta y elige estar presente. El guerrero simplemente está. Además, varias sociedades indígenas definen al poder personal como la “medicina original”, que es única e irrepetible para cada individuo. Perpetuar el patrón de la invisibilidad es desconocer tu propio poder personal y por ende renunciar a compartir tu medicina original; privas la humanidad del don único que eres. Dice el gran poeta Walt Whitman: “Convencemos por nuestra presencia”.
Finalmente, es tener coraje lo que permite estar presente y despertar al guerrero interior, que es un perfil fundamental del líder, aunque no es el único.

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