.
Analistas 13/10/2015

Preguntas varias

Alberto J. Bernal-León
Jefe De Estrategia Global, XP Securities
La República Más
  • Agregue a sus temas de interés

Siempre he sido una persona optimista. Y considero que eso es bueno, porque como jocosamente me comentaba un cliente recientemente, “los economistas optimistas y los economistas pesimistas se equivocan por igual, pero al menos los optimistas viven más contentos”. Un amigo me decía hace unos días que juzgando por mi visión sobre el proceso de paz, pareciera que me había convertido en un ser pesimista. Mi amigo tiene mucha razón.  

El punto es que es muy importante reconocer cuando se pasa del optimismo a la irracionalidad. Esa regla es muy importante en el trading, por ejemplo. Algunos de nosotros cometemos muchas veces un error de novatos, y es que tercamente nos “enamoramos” de nuestra posición, así la acción caiga y caiga. A veces las cosas, por más lindas que se vean, no funcionan. Por eso es que, por ejemplo, algunos matrimonios no funcionan, y mantener el “optimismo” sobre algunas relaciones es simplemente irracional. La esposa que permite que el marido borracho le pegue no es signo de optimismo, es signo de irracionalidad.

Me decía otro amigo hace unos días, “Hombre, no le ponga tanto pero a la vaina. Los tipos de las Farc se salieron con la suya, van a quedar ricos y sin pagar cárcel, pero bueno, al menos van a dejar de matar!” ¿Estamos seguros de eso? ¿Entonces la justicia ya no importa? Además, ¿es lógico esperar que un grupo narco-guerrillero que lleva delinquiendo tantos años, y que ha vendido cocaína durante tantos años, simplemente se va a convertir en una institución digna así de la nada? ¿No es eso la tapa del optimismo?

Me preocupa mucho el alcance que vaya a tener este famoso “tribunal para la paz”. Según entiendo, este tribunal va a tener más poder que la rama judicial, y será un tribunal que no tiene contrapesos. Además, este tribunal muy seguramente NO va a regirse por los lineamientos de la justicia moderna (presunción de inocencia, derecho a la defensa, etc.), Un hipotético: ¿Qué pasa si las Farc deciden que Argos es un actor del conflicto por haberle comprado tierras a campesinos en los Montes de María a precios bajos? Según el senador que no se baña, Argos utilizó su poder para “robarle” a los campesinos. Las compras de tierra en cuestión estuvieron atadas a la decisión de la cementera de comenzar un proyecto maderero en esa otrora zona roja. ¿Deben entonces los dueños de Argos (todos los colombianos, incluyéndome) ir a declararnos “culpables” de ser cómplices del desplazamiento ante este eventual tribunal?

Otra pregunta: ¿si la idea del tribunal es que todos somos culpables, y si las Farc van a tener la capacidad de escoger a muchos de los miembros de ese tribunal, que seguridad jurídica tendrán los colombianos que pagaron el impuesto al patrimonio para financiar a las FF.MM., una vez ese “tribunal de la paz” diga que es cosa juzgada, que hubo colusión de las FF.MM. con fuerzas paramilitares durante el conflicto? Algunos dirán que estoy loco, ¿pero acaso este “proceso de paz” no era supuestamente desde el principio un simple ejercicio para lograr la paz con ese grupo narcoterrorista, y fíjense como ahora ya vamos en que todos los colombianos somos culpables de las masacres? ¿No habrá riesgo de que los negociadores nos sorprendan en el futuro con más sapos imposibles de tragar?

El diablo está en los detalles, dice el dicho. Por lo tanto, veremos que dicen esas 75 páginas tan crípticas. Pero, desafortunadamente, sospecho que este elefante blanco que están edificando implica un riesgo inmenso para los colombianos de bien.
 

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA