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Analistas 08/02/2022

Estilo de vida sostenible

Adriana Gutiérrez Ramírez
Gerente de Bloom Ecoworking
Adriana-Gutiérrez-Ramírez

¿Qué tal si decidimos dejar de pensarlo tanto y simplemente lo intentamos? Es mucho lo que se habla hoy en día de hábitos saludables y vida sostenible. Tal parece que se tratara de una teoría peregrina a la que algunos pocos se han sumado en nuestro país. Sin embargo, no es suficiente. Sostener el planeta no solo es asunto de entidades gubernamentales o del sector empresarial; el sistema de valores de una sociedad comienza por casa y es allí donde esto comienza a cocinarse.

La pandemia ha planteado la inquietud y cuestionado muchos de nuestros actos de consumo, y nos ha mostrado la urgencia de mejorar nuestro estilo de vida. La agenda 2030 con sus 17 ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) traza una meta importante como humanidad en la que como adultos “incultos” en estos temas nos ha tocado reaccionar y actuar desde el desconocimiento. La solución hoy está en manos de generaciones consumistas y un mercado que no fue formado para sostener el planeta. El reto ha estado en cambiar el chip a las generaciones actuales, y despertar la consciencia colectiva de una masa que piensa de forma lineal. Ahora bien, no todo está perdido; y aunque 2030 está encima, nuestra responsabilidad es empezar desde ya a cultivar un estilo de vida sostenible y asumir con madurez y compromiso el reto de aprender sobre todo esto y hacerlo parte de nuestro estilo de vida con miras a que las nuevas generaciones crezcan viendo la sostenibilidad como un asunto inherente a sus vidas.

En la medida en que las personas y las nuevas generaciones comprendan que la manera de relacionarse con el entorno es la que determina tal nivel de conciencia, el deseo de apoyar las causas sociales, cuidar el medio ambiente y promover una economía circular van cobrando sentido en lo que llamamos desarrollo sostenible.

Pero no solo se trata del individuo. A nivel colectivo, el concepto del bien común debe cobrar protagonismo en nuestras dinámicas sociales, y todas estas costumbres parten del hogar y se terminan de pulir en la escuela, sin desconocer la importancia de los actores empresarial y gubernamental en este proceso formativo. Las empresas y el gobierno a través de sus lineamientos y estrategias terminan por fomentar tan anhelados estilos de vida sostenibles. Todo nace en la casa, pero la sociedad en general debe estar presente.

A vuelo de pájaro hablemos de los principales factores que hoy tienen aplicabilidad en nuestra casa para empezar a dar ejemplo. Cosas tan simples como el manejo de los desperdicios, generar conciencia sobre el manejo del agua, los desperdicios de comida y el ahorro energético, son un gran aporte que de casa en casa genera sostenibilidad. Sistemas de transporte sostenible como bici o patineta, compartir el vehículo, usar transporte público o desplazarse a pie para asuntos cercanos es otro increíble aporte. Buscar equilibrio en la alimentación, tener huertas caseras o apoyar al agricultor local mueven la economía y disminuyen enormemente la huella de carbono.

El ecodiseño hoy más que una moda es una obligación, como también optar por moda circular, con insumos reciclados, zapatos ecológicos y hasta cepillos de dientes más amigables con el planeta. Conocer los desechos y desperdicios en el hogar nos garantiza una buena relación con el reciclaje y evitar los plásticos de un solo uso también puede ser una gran alternativa de estilo de vida sostenible.

Por último, ser multiplicadores con otros familiares, vecinos y amigos, volver viral esto de vivir la vida de una manera más sostenible seguramente hará mucho más llevadera la vida de nuestras futuras generaciones. ¿Qué tal si no lo complícanos tanto y lo hacemos real? ¿Desde ya, desde el hogar?

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