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Analistas 28/08/2021

Eco ansiedad

Adriana Gutiérrez Ramírez
Gerente de Bloom Ecoworking
Adriana-Gutiérrez-Ramírez

Existe y es un hecho que muchas personas en el mundo sufren de ansiedad ecológica, un trastorno descubierto recientemente por la APA (Asociación Estadounidense de Psiquiatría) que la describe como «un miedo crónico a la pérdida ambiental», y no es un secreto que tras la pandemia afloraron muchos sentimientos respecto a la relación del hombre con el medio ambiente, ocasionando un deseo profundo de conectarse con la naturaleza.

Los efectos que ya se están dando como consecuencia del cambio climático, afectaciones a los grupos comunitarios, la pérdida de alimentos y la reducción de la seguridad en cuanto a suministros médicos, están poniendo en jaque la salud mental, además de la falta de información respecto a estos temas y a la inexistencia de un estilo de vida sin residuos. Tampoco nos hemos preparado para combatir este cambio, lo que ha hecho que se genere ansiedad y por tanto, un estado de pánico colectivo.

Los médicos no la consideran oficialmente como una condición diagnosticable, y por ello los profesionales de la salud mental utilizan el término «ecoansiedad» dentro del campo de la ecopsicología, rama que se ocupa de las relaciones psicológicas de las personas con el resto de la naturaleza y cómo dichas relaciones afectan su identidad, bienestar y salud. Además, el miedo ante lo desconocido agudiza la problemática debido al riesgo creciente de fenómenos meteorológicos extremos, pérdidas de medios de vida o vivienda, temores para las generaciones futuras y sentimientos de impotencia, y el estrés crónico o severo. Cualquiera que sea la causa, puede incrementar el riesgo de varias afecciones de salud graves como enfermedades cardíacas, hipertensión y depresión, y con la ansiedad ecológica, las personas también pueden experimentar síntomas generales de ansiedad como los mencionados.

Ericka Johnson, psicóloga en temas vinculados con el comportamiento humano y su relación con el medio ambiente, asegura que la degradación del planeta se ha constituido en un factor más para experimentar ansiedad en la pos pandemia. Según ella, “hay que ponerle atención, cuidando sobre todo que no se convierta en un fenómeno psicosocial”.

Ante este nuevo fenómeno se hace imprescindible cultivar la empatía y valorar la consciencia. Sin duda, cada experiencia es producto de vivencias y creencias específicas, y no todos percibimos los problemas del planeta de la misma manera y con la misma importancia. Sin embargo, la sensación de impotencia, rabia y desesperanza deben ser atendidas y nunca subestimadas, a fin de evitar que se transformen en un sentimiento que puede llevarnos a experimentar enfermedades físicas. Los especialistas recomiendan atención temprana; no obstante, es mucho lo que cada uno de nosotros puede hacer.

El Dr. Diego Díaz Martín, fundador de Vitalis, destaca la importancia de activarnos para superar tales sentimientos. Así las cosas, lo mejor que podemos hacer es asumir comportamientos ambientalmente responsables en contacto directo con la naturaleza, uniendo esfuerzos con las organizaciones y personas que no pierden la esperanza y promueven acciones específicas para revertir el calentamiento global e impulsar la adaptación al nuevo clima, lo que ratifica que tomar posiciones extremas en el mundo de la sostenibilidad no demarca el camino correcto a seguir y que cuidar el entorno social y las relaciones mantienen nuestra motivación. Es fundamental aprender e informarse para combatir el miedo y abrirle las puertas a una realidad que podemos abordar desde la esperanza.

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