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ALTA GERENCIA

Qué ocurre cuando toda la vida del empleado pasa en el trabajo

sábado, 28 de junio de 2014
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Quién no conoce a alguien que se pasa la vida en la oficina... Ese compañero para el que su trabajo y su círculo social se reducen a cuatro paredes y prefiere dedicarle más horas a la empresa que volver a casa. Aunque parezca mentira, hay más profesionales enganchados al presentismo de lo que imaginamos. Y, pese a que pueda parecer lo contrario, todas estas horas extra no les convierten en trabajadores más productivos.

Montse Ventosa, presidenta de Truthmark, clasifica a estos personajes en función de cinco argumentos: “Los hay que dedican la mayor parte de su tiempo a la oficina para compensar ciertos vacíos de talento, demostrando que trabajan mucho; también están los que quieren probar su compromiso y su implicación; por otro lado encontramos a aquellos que lo hacen para integrarse o porque confunden su identidad personal con la profesional; existen los que se identifican con la cultura de la compañía; y los que, por circunstancias personales, encuentran en el trabajo un refugio a determinados problemas”.

Genoveva Vera, psicóloga coach ejecutiva y experta en liderazgo, dijo que este tipo de comportamiento es más habitual en las multinacionales y en las empresas en las que hay personas de otros lugares y no tienen más relaciones que las que crean con los compañeros de plantilla.

Efectos de quedarse en la oficina
El problema surge, según Paco Muro, presidente de Otto Walter, “cuando ese exceso de horas tiene su origen en una mala organización, en la ineficiencia, en una equivocada dirección o en un exagerado reconocimiento a la presencia física en lugar del rendimiento. Si es así, el asunto es serio, porque ya no se trataría de profesionales trabajando a destajo sino de gente fingiendo estar trabajando a destajo o rindiendo al mínimo durante más tiempo del necesario”.

Sin embargo, si todo está bien “cabe entender que la oficina es un entorno de vida, un sitio de relaciones, de retos, de emociones en el que dedicamos gran parte de nuestro tiempo y, por tanto, ¿por qué no puede ser un lugar atractivo para estar y vivir?”.

Depende de la situación y de las razones, pero, en cualquier caso, Ventosa recuerda que “basar exclusivamente la autoestima en un área, aunque sea la profesional, puede ser arriesgado”.

Además, Genoveva Vera sostiene que siempre será más productivo aquel trabajador que puede realizar su trabajo en ocho horas en lugar de en doce “porque durante ese tiempo extra en realidad no estás 100% operativo”.

Pueden convertirse en empleados tóxicos
Aunque pueda parecer que la actitud del empleado que se pasa la vida en la oficina es mejor y rinde más, no es cierto. Montse Ventosa señala que “si esa persona llega a sufrir algún tipo de decepción puede pasarse al otro bando y quedar resentida con la empresa, convirtiéndose en lo que algunos expertos llaman empleados tóxicos. Esta traición puede pasar con facilidad porque los trabajadores sienten que dedican tanto a la firma que esperan lo mismo a cambio”.

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