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LABORAL

Qué hacer si ya tomó la decisión de retirarse de su empresa y recibe una contraoferta

sábado, 27 de agosto de 2022
Foto: El Economista

Está bien que su empresa quiera retenerlo si ha decidido marcharse, pero hay razones para no escuchar y rechazar la contraoferta

Expansión - Madrid

La vuelta de las vacaciones es para muchos profesionales el momento de poner en práctica decisiones importantes, después una profunda reflexión para cambiar de vida que tal vez está contrastada con amigos o familiares en los que confiamos.

Si a la influencia de esa reflexión veraniega -con sus deseos de cambio- le añadimos el impulso de la gran dimisión, tenemos un caldo de cultivo para decidir el cambio de trabajo, empresa o incluso de carrera.

Pero cabe preguntarse qué ocurrirá si, una vez tomada la decisión (usted da el paso y anuncia que se va), en su empresa le responden con una contraoferta, que puede ser más salario, un ascenso, un plan de desarrollo profesional o -en los tiempos que corren y tal como están las cosas- una promesa de más tiempo libre, un nuevo horario o un plan de flexibilidad entre la vida profesional y la personal... ¿Cómo reaccionará a esa contraoferta de su empresa?

Una de las primeras advertencias que le harán los expertos es que nunca utilice el argumento de irse para conseguir un aumento de sueldo, un ascenso o cualquier otro beneficio. Si usted decide entrar en el despacho de su jefe para decirle que se va, que sea porque realmente tiene intención de marcharse. Un farol, o un chantaje sin una oferta verdadera o una intención real de dejar su empresa implica una apuesta muy arriesgada, y en determinados casos un suicidio profesional.

Evite aceptar o rechazar una contraoferta de inmediato. Trate de descubrir por qué quiere retenerlo su empresa: si es porque realmente le valoran o es solo para evitar los costes de rotación. Pida un par de días para pensarlo y estar seguro de que toma la decisión correcta.

Compare la contraoferta con la oferta por la que pensaba abandonar la compañía. Evalúe la fuerza de la primera, más allá del salario y los beneficios. Analice qué empresa le ayudará a desarrollar su carrera a largo plazo; quién se alinea mejor con sus valores; y quién influirá en su nivel de compromiso, motivación y felicidad en el trabajo.

Si su principal razón para irse es la cultura laboral, no merece la pena atender a una contraoferta basada solo en una mejora salarial. Su desarrollo de carrera futura es tan importante o más que un aumento cortoplacista.

Si se lleva mal con su jefe, aunque decida quedarse, la sola intención de renunciar ya habrá creado resentimiento y falta de confianza. Usted podría quedar en mala posición para promociones u oportunidades de capacitación futuras.

Hay que tener en cuenta que muchas organizaciones simplemente se niegan a hacer contraofertas. Para algunas, esto es asimilable a una negociación de rehenes en la que no es posible tener un diálogo honesto sobre la satisfacción laboral y las aspiraciones profesionales con el empleado en cuestión.

Precisamente uno de los argumentos para rechazar una contraoferta está en el hecho de que aceptarla puede dañar su relación con el empleador actual, pues usted acaba de decirle que se va y ahora se queda porque la empresa le ofrece más dinero u otro beneficio. Esto puede hacer que el empleador cuestione su lealtad y que persista la duda sobre si usted renunciará finalmente si recibe una oferta más atractiva. Algunos empleados que aceptan una contraoferta pueden terminar sintiéndose "expulsados" de su organización actual. De hecho, puede ser que la empresa cree algún plan de contingencia o comience a buscar a alguien para ocupar su puesto antes de que pueda encontrar una mejor oferta.

Los expertos contrarios a aceptar contraofertas argumentan que si usted acepta la propuesta de su empresa y renuncia a irse puede afectar a su seguridad laboral: si su compañía se ve obligada a hacer despidos, probablemente le incluirá en la lista, pues usted ya expresó su deseo de irse y no será considerado tan leal o comprometido como otros empleados.

En todo caso, tal vez su empresa actual le ha hecho una contraoferta porque le preocupa perder a un buen profesional; o porque contratar a un empleado de alto nivel resulta caro. Encontrar un reemplazo puede costar hasta un 213% del salario de un alto ejecutivo. Esta es la causa de que casi la mitad de los empleadores ofrezcan una contraoferta cuando un empleado renuncia. Estas contraofertas son más comunes en sectores como la construcción y las tecnologías de la información, en los que la escasez de habilidades hace que sea muy difícil encontrar y contratar a un nuevo empleado.

Hay quien piensa que hacer una contraoferta a un empleado que renuncia es una señal clara de que ese profesional no es tan apreciado ni es considerado valioso. Aquí entramos en el debate de que si es necesario amenazar con irse para que la empresa le trate mejor a uno, quizá sea conveniente evaluar la integridad de la compañía.

Aunque la contraoferta le sorprenda y le lleve a plantearse la posibilidad de quedarse, debe analizar si realmente cambiarán las cosas. Sobre todo si comenzó a buscar un nuevo trabajo porque se sintió menospreciado o cree que no se le valora, tenga en cuenta la posibilidad de que los problemas continúen después de que acepte la contraoferta. Esta podría darle la esperanza de mejores condiciones de trabajo y salario, pero las estadísticas dicen que a menudo no es así: un estudio publicado en Harvard Business Review muestra que casi la mitad de las personas que aceptan contraofertas se van a un nuevo trabajo en los 12 meses siguientes. Que la contraoferta parezca una buena opción no garantiza la satisfacción laboral en el futuro.

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