Método del caso: el secreto de los líderes

El ejercicio de formar líderes para los desafíos contemporáneos es, valga la analogía, como aprender a tirar un penalti en el fútbol. Existe un componente teórico, que es y seguirá siendo indispensable: con qué parte del pie se golpea, cuánto impulso se toma, cuánta potencia se necesita, si se tira “a ras de piso” o con elevación, a la derecha o a la izquierda, mirando o no al portero, etc.

Tal componente, que supone el punto de partida en el modelo tradicional de enseñanza, es insuficiente si no se complementa con situaciones reales y contextos prácticos que pongan a prueba la teoría impartida. ¿Acaso se puede aprender en un aula cómo lidiar con los nervios justo antes de patear el balón? ¿Es posible dimensionar con un libro lo difícil que es patear cuando está lloviendo, hay viento en contra o el terreno es desigual?

Pues bien, de la misma manera que pasa en el fútbol, quedarse solo con los conceptos de la literatura y las lecciones de un salón de clase es apenas una parte del proceso formativo de los nuevos líderes. En épocas tan volátiles como la actual, en la que la inteligencia artificial redefine la productividad, el cambio climático acelera sus efectos, la globalización y la geopolítica cambian constantemente, y el mercado laboral fluctúa de forma permanente, la teoría no solo es insuficiente, sino que está particularmente expuesta a perder vigencia y volverse obsoleta.

Por esta razón, en Westfield Business School aplicamos el método del caso como eje transversal de todo el proceso formativo. Nuestros estudiantes de MBA y Executive MBA trabajan, a lo largo de cada materia, con el análisis de casos reales que les permiten poner en práctica la teoría vista, desarrollar un pensamiento crítico y tomar decisiones estratégicas en entornos simulados, pero realistas.

Este enfoque se complementa con nuestras Global Immersion Weeks, experiencias presenciales en epicentros globales de innovación, liderazgo y sostenibilidad como Silicon Valley, Boston, Miami, Múnich y Madrid.

Allí, los participantes viven de primera mano cómo se toman las decisiones en las organizaciones que están moldeando el futuro; reforzando y contrastando lo aprendido en el aula con la realidad empresarial.

Estas inmersiones internacionales aportan, además, una gran ganancia colateral: la experiencia multicultural, que permite comprender distintos enfoques y soluciones frente a retos reales. Un ejemplo reciente fue en junio pasado, cuando reunimos en Boston (Estados Unidos) a más de 40 estudiantes de 10 nacionalidades para vivir una experiencia de liderazgo en las aulas del Massachusetts Institute of Technology, MIT, explorando temas como innovación ética, cultura organizacional y el uso de datos para liderar con propósito.

Formar a los líderes del mañana es una enorme responsabilidad. Por eso, metodologías como esta no son solo deseables, sino indispensables para la competitividad y sostenibilidad de las organizaciones. Hoy, el falso liderazgo, ese que se limita a impartir órdenes, se paga con pérdida de utilidades, fuga de talentos y deterioro en la posición de mercado.

Los líderes contemporáneos, al igual que el jugador que tira exitosamente un penalti, saben bien que para transitar la volatilidad del entorno se requiere estrategia, método y propósito.
Estos son, precisamente, los pilares en los que en Westfield Business School fundamentamos nuestra formación, bajo nuestro enfoque “People, Planet & Profit”.