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Los empleados generalmente aceptan este tipo de diferenciación siempre que ciertas condiciones estén presentes, como un clima de justicia o alta interdependencia en el equipo.
Estudios han demostrado que cuando los líderes invierten más en los miembros capaces y menos en aquéllos que no son integrales para el éxito del equipo, el desempeño de éste a menudo se maximiza. Niveles moderados de trato diferenciado contribuyen a una atmósfera de productividad, pero los líderes deberían cuidarse de no llevar al extremo dicho trato. Cuando se lo lleva muy lejos, el favoritismo de hecho resulta en tremenda fricción interna, lo que reduce el desempeño del equipo. Encontrar el equilibrio correcto es esencial.
Instituciones como los Andes, la Javeriana y el Rosario ofrecen MBA; uno de los más costosos del país tiene un costo de $150 millones
El paso de una cultura jerárquica a una horizontal requiere redefinir el liderazgo, mientras afloran los beneficios de la colaboración