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Siempre que se habla sobre las múltiples formas como un jefe puede incentivar a sus empleados, surge una palabra mágica: 'reconocimiento', que es lo que la mayoría de los seres humanos buscamos con la realización de nuestros actos.Todos, de una u otra manera esperamos que alguien se dé cuenta de lo que hemos conseguido, lo aprecie y valore convenientemente.
Para un artista, por ejemplo, valen más los aplausos de un público emocionado, que el cheque que recibe al final de su actuación; de igual manera, un empleado valorará más una sincera felicitación o comentario positivo sobre la calidad de un trabajo, que otros tipos de recompensa.Las palabras de felicitación y agradecimiento son el mayor y más económico estímulo que un jefe puede dar a sus subalternos; sin embargo, bien sea por orgullo, o por considerar que quien realiza un buen trabajo simplemente está cumpliendo con la obligación para la que fue contratado, hay a quienes les cuesta mucho reconocer un desempeño sobresaliente y desaprovechan el recurso más motivador que tienen a su disposición. Además del reconocimiento, los empleados persiguen cosas bastante lógicas y hasta sencillas: un buen ambiente laboral, un trabajo interesante que le permita crecer, un buen jefe, posibilidades de ascenso y desarrollo, horarios flexibles, un trato justo y lógicamente un salario competitivo, sin ser este último el motivador más importante.¿Cómo más incentivar a los buenos empleados, no solamente para que desempeñen mejor su trabajo, sino para que no abandonen la compañía ante cualquier ofrecimiento externo? Una buena idea es crear programas que premien los desempeños sobresalientes, en los que se reconozca públicamente a los ganadores y se entregue algún tipo recompensa. Uno de los programas más utilizados es el de la escogencia del empleado del mes. La foto del escogido se exhibe en un lugar donde compañeros y clientes pueden apreciarla fácilmente. Algunas compañías fomentan especialmente la atención al cliente y son precisamente los usuarios quienes, mediante pequeñas encuestas valoran el servicio recibido y terminan definiendo al ganador de cada periodo.La objetividad con la que se defina y escoja a los ganadores, es fundamental para que el programa cumpla su objetivo y no llegue a convertirse en un elemento de desmotivación. Los empleados conocen mejor que nadie la calidad de sus compañeros y competidores y saben con certeza cuándo alguien realmente merece un premio, cuándo lo alcanza por su cercanía con el jefe y cuándo por hacer propios los logros de otros. Para que el proceso sea transparente, puede buscarse la participación de los trabajadores en la selección de los ganadores.Algunas empresas, una vez establecen sus metas generales y las particulares de cada área, consiguen que cada trabador se haga consciente de la importancia de su labor en la consecución de esos objetivos y luche por alcanzarlos; si las metas se consiguen, todos en la empresa reciben el premio ofrecido. Este interesante esquema fomenta el trabajo en equipo, el permanente apoyo entre los trabajadores, la solución participativa y creativa de los problemas, el aumento del sentido de pertenencia y del compromiso institucional. Nadie permite que un compañero desempeñe mal su labor, porque perjudica a todos en la empresa. Las metas que se establezcan deben ser logrables, pues de lo contrario podría generarse una reacción negativa.Premios y recompensas para el empleadoAunque los premios en dinero, por lo general son los más apreciados, debe tenerse cuidado en que no impliquen un incremento importante en impuestos, que anule parte del beneficio. Si se entregan vales de consumo, en vez de dinero, pueden evitarse este inconveniente. Las empresas también pueden premiar a sus empleados con viajes, cenas para toda la familia, días libres, entre otros.