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Los trabajadores de BMW quieren permanecer inaccesibles ante llamadas y ‘emails’ de la compañía fuera del trabajo. Quizá debas plantearte qué límites pondrías a las injerencias en tu esfera personal.
Hace dos años, el sindicato IGMetall de Volkswagen en Alemania impulsó una regulación que acordaba que, durante unas horas al día, los trabajadores dejarían de recibir correos electrónicos o llamadas telefónicas relacionados con asuntos laborales.
Ahora el comité de empresa del consorcio automovilístico alemán BMW pretende que se reconozca el derecho de los trabajadores a permanecer inaccesibles, por correo electrónico o teléfono móvil, fuera de su horario laboral, o a compensar esa disponibilidad permanente con tiempo libre adicional. El semanario Der Spiegel explicaba esta semana que los representantes de la plantilla de BMW argumentan que los empleados dedican mucho tiempo a preparar escritos, facturas u otros quehaceres mientras viajan o están en su casa y que además en la práctica están en situación de permanente disponibilidad.
Estar presente las 24 horas
Lo que ya han conseguido los trabajadores de Volkswagen en Alemania y lo que ahora proponen en BMW tiene que ver con los conflictos que provoca la disponibilidad de 24 horas que favorece la tecnología. La intromisión del trabajo en la esfera personal está relacionada con el aumento de la conectividad.
Según un estudio internacional de Randstad, un 39% de profesionales afirma que su empresa espera de ellos disponibilidad absoluta. Esta cifra varía desde el 64% de los chinos al 61% de los indios, pasando por el 22% de los daneses o el 23% de los suecos.
El uso de tecnología que ofrece la posibilidad de estar accesible permanentemente difumina la línea que separa el ámbito laboral del privado. Un 65% de profesionales asegura que recibe correos electrónicos o llamadas fuera de su horario laboral, algo que llega hasta el 91% de los chinos o el 88% de los húngaros. En España esta cifra es superior a la media: un 68%.
En todo caso, el empleado es finalmente el responsable de permanecer siempre disponible. Si uno contesta al teléfono o a los mensajes de texto con rapidez y excesiva disposición transmite la idea de que se puede contar con él en cualquier momento. Aquí cabe el consejo de que sepas decir «no» y seas capaz de marcar ciertos límites.
¿Por qué lo toleras?
Hay organizaciones que crean una total indefinición y confusión entre la esfera personal y la laboral; o que marginan profesionalmente a aquellos que no siguen las actividades y eventos extraordinarios que se imponen fuera del horario de trabajo.
El miedo a perder el puesto puede provocar cierta resignación –incluso sumisión–, y así ciertas compañías encuentran la manera de obligar a algunos empleados a que les dediquen su tiempo más allá de unos límites. En este sentido, más que el hecho de que un jefe o una compañía puedan exigir ese tipo de cosas, está el que el profesional decida hacerlo como una elección de trabajo, y no como una obligación.
Que la línea entre la vida profesional y personal sea mucho más difusa también tiene que ver con que ciertas reglas y modelos laborales o de relación entre empleado y empleador han cambiado: antes el trabajo era un lugar al que se iba a realizar una determinada tarea durante un tiempo establecido, pero la economía de servicios actual lo ha convertido en un estado, en una actividad o una acción. Ya se trata de algo dinámico.
No se puede obviar el hecho de que, cada vez más, trabajamos por proyectos y nuestra flexibilidad horaria aumenta. Además, la profesionalidad ya no se mide (o no debería) por el tiempo que estamos en la oficina o en la fábrica, sino por los objetivos reales que conseguimos.
La cuestión es que quizá no te obliguen a realizar tus tareas fuera de tus horas de trabajo. Ahora es más frecuente encontrar profesionales que eligen y gestionan sus tiempos. Probablemente no te guste, pero esto podría ser incluso durante el fin de semana.
Presentismo y teletrabajo
En otros casos, los excesos por parte de la empresa llegan porque ésta nos anime e incluso nos ayude a permanecer más de lo debido en el trabajo. Es típico de organizaciones que piensan y valoran más la presencia que la productividad.
Si te preguntas cuánto tiempo hay que estar en la oficina, la respuesta es que sólo compensa estar más de lo debido en entornos laborales en los que está bien visto quedarse siempre hasta el final. Algunas organizaciones favorecen incluso que jefes y empleados sean improductivos y cultivan un presentismo ineficaz que se recompensa y se relaciona de forma equivocada con la eficacia. También debes tener en cuenta que la nueva generación de empleados hiperconectados son los culpables de haber terminado con el concepto tradicional de que, para trabajar, es necesario estar en la oficina. La respuesta de muchas organizaciones está en el teletrabajo, aunque demasiadas compañías no han asumido aún que la promoción es compatible con trabajar desde casa y manifiestan su desconfianza por el hecho de no controlar presencialmente la actividad de los empleados.
La evolución del teletrabajo lleva, eso sí, a que cada vez más empresas exploren nuevas fórmulas para otorgar a sus empleados un mayor grado de flexibilidad y control sobre sus vidas. En sectores como la alimentación, manufactura, hostelería, cuidados sanitarios o call centers, el teletrabajo ha llegado incluso a los empleados de las líneas de producción. Sus empleadores les permiten trabajar desde casa y se les otorga autonomía sobre los horarios, para que produzcan desde cualquier lugar determinados productos. El trabajador no debe estar físicamente en la fábrica.
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