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Hábitos de consumo
SALUD

Hacer un mercado con alimentos saludables demanda casi 67% de un salario mínimo

viernes, 23 de mayo de 2025

Hábitos de consumo

Foto: Gráfico LR

Para llenar una canasta con alimentos nutritivos, un trabajador destina hasta $951.024 y la cifra puede aumentar si realiza las compras en grandes superficies

Una reciente encuesta elaborada por Crowe Co, aplicada a una base de 1.000 personas, arrojó un dato diciente: la inclusión de alimentos más saludables en la canasta de mercado no es más grande porque el costo de esos víveres es relativamente alto, especialmente para ese 80% de colombianos que ganan entre uno y tres salarios mínimos legales.

De acuerdo con este ejercicio, la compra de frutas, verduras, proteínas y lácteos es onerosa para esta capa poblacional, pues 58% de los consultados dijo gastar entre $118.878 y $237.756 semanales en los alimentos. En un escenario conservador, con base en los $118.878, la asignación mensual totaliza $475.512; esto es 33,4% de un salario mínimo. Sin embargo, en el escenario más ácido, con la destinación de $237.756, el gasto mensual suma $951.024; cifra que representa 66,8% de un sueldo básico.

Hábitos de consumo.
Gráfico LR

 

“Hoy día, alimentarse de forma saludable representa un reto económico para muchas familias. El problema no es la falta de intención, sino que los precios no están ayudando”, comentó Óscar Villarruel, socio de Auditoría de Crowe Co.

Incidencia del establecimiento

La revisión hecha por la citada firma confirmó, además, que los establecimientos elegidos inciden directamente en el precio final para los consumidores: “Un mercado saludable completo, con frutas, verduras, hortalizas, frutas, proteínas, lácteos y cereales integrales, entre otros, cuesta hoy $582.204 en formatos de hard discount”.

Si esa suma le parece elevada, entonces debe aplicarse el truco de Grant Cardone, autor del best seller titulado ‘Vendes o Vendes’; cuando un bien o un conjunto de artículos parezca caro, hay que enseñarle al comprador las opciones que están todavía más costosas.

En línea con ello, el sondeo de Crowe Co indicó que ese mismo aprovisionamiento, en tiendas de fruver, sube a $829.934, y en las grandes superficies de comercio minorista aumenta hasta $1,05 millones. Una persona que gana el salario mínimo y hace mercado en una tienda hard discount, según los datos levantados aquí, podría destinar 44,8% de su sueldo solo a comida. En grandes superficies, ese porcentaje sube a 81,1%.

Para quienes ganan dos salarios mínimos, esa misma gasto representaría entre 22,4% y 40,5%, respectivamente de su ingreso ordinario.

“La gente está dispuesta a cambiar su dieta, pero los precios no siempre lo permiten. Y ese es el verdadero reto: lograr que la alimentación saludable sea también asequible”, señaló Villarruel.

A raíz de esta radiografía tomada a los hábitos alimenticios, Crowe Co planteó un interrogante: “¿Es posible comer saludable sin dejar vacía la billetera?”.

Hoy, tal como lo aseveró la firma en su documento final, aunque el interés por una vida más sana crece, el precio de esa elección sigue siendo demasiado alto para la mayoría.

Ni hablar de los orgánicos

Según las métricas, en los últimos casi 100 años, los habitantes del país han ganado, en promedio, 25 años más en expectativa de vida; esto si se tiene en cuenta que la generación del silencio (nacidos entre 1928 y 1945), moría al cumplir 50 o 55 años de edad.

Actualmente, la expectativa de vida promedio está en 76 años para mujeres y 71 años para los hombres; a los 50, todavía resta camino y las nuevos consumidores han desarrollado conciencia frente a su salud.

Vivir plenamente en la tercera edad implica, en gran parte, desarrollar dietas balanceadas y libres de ingredientes perjudiciales, pero esos alimentos libres de químicos nocivos son aún más caros.

Mary Luz Zuluaga, agrónoma zootecnista y exlíder de un comercializador de alimentos orgánicos, coincidió en que cualquiera que sea la categoría: orgánicos, saludables o artesanales, el precio de estos víveres sí es superior al comprarlo con las centrales de abasto y , según su experiencia, no son productos para un comprador de ingresos bajos.

“Hay unas personas que sí tienen la capacidad adquisitiva para ponerlos en sus canastas, pero el público de este segmento no son los estratos socioeconómicos bajos”, indicó sobre este tema en particular. Hizo notar que este tipo de comestibles deberían estar en la dieta de pacientes con prescripciones médicas como la diabetes y la intolerancia al gluten.

No obstante, por su alto precio, el porcentaje de esa población que puede seleccionarlos y consumirlos es bajo.

“Los únicos productos que me parecen económicos son las harinas, la harina de arroz es barata, esa se puede incluir en la canasta, porque una libra de harina de trigo está en 1.900 y una de harina arroz está entre $2.000 y $3.000; las granolas sí tienen un alto costo, suben de $50.000 y el pollo orgánico entero puede costar más de $50.000”, detalló.

Sobre el valor más elevado de esta categoría, expuso que obedece a que, por ahora, es ofrecida por pequeñas empresas que no producen grandes volúmenes y cuyos cultivos toman más tiempo de cosecha.

De acuerdo con Crowe Co, pese al elevado gasto que sugiere un mercado saludable, 89% de los hogares entre estratos uno y cuatro ya ha incorporado estos alimentos en sus dietas y los consumen regularmente, y 11% aún mantiene una alimentación basada en productos ultra procesados.

Alimentos que prolongan juventud entran en la categoría saludable

En una conferencia sobre longevidad en Copenhague (Dinamarca), los participantes tuvieron la oportunidad de degustar un menú que promovía principios clave de la nutrición saludable, centrado en alimentos frescos y de temporada. En los platos se incluía una amplia variedad de verduras, nueces, semillas y pan de masa fermentada. Estos ingredientes no solo son ricos en fibra, vitaminas y minerales, sino que también favorecen una digestión saludable y contribuyen a la mejora del bienestar general.

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