En esta temporada de calor volvió a tomar fuerza la idea de crear reservorios de agua lluvia, que servirían para apagar de inmediato los incendios que se apoderan en un instante tanto de cerros como de montañas.
Uno de los promotores de esta iniciativa ambiental es el concejal de Bogotá, Roberto Sáenz, quien ha propuesto la construcción de estos reservorios no solo en las montañas de Bogotá, sino en los municipios del territorio nacional que no han podido controlar el tema de los incendios forestales cada año.
Según Sáenz, hace 10 años la Agencia de Cooperación Internacional del Japón (Jica) propuso hacer estos reservorios de agua en Bogotá, una ciudad montañosa que sufre con las temporadas de calor por los incendios, y en las de lluvias, por el exceso de agua.
Sin embargo, la idea quedó en el papel y no se hizo nada, sostuvo el concejal, porque “los gobiernos no consideraban que el tema era importante, y pensaban que se podía dejar para el otro año”.
En la actualidad, la propuesta volvió a tomar fuerza entre aquellos que no quieren repetir el círculo vicioso de seguir atendiendo las emergencias cuando se presentan, sin pensar en una verdadera solución para prevenirla.
La gran ventaja que tienen estos reservorios, según lo explicó Sáenz, es que aprovechan el exceso de agua que cae en la temporada de lluvias, y como el recurso hídrico se utilizaría para apagar incendios, no necesitaría gastos de tratamiento, como sí sucede con el agua que se destina para el consumo humano.
Los reservorios de agua de lluvia se tendrían que construir en la parte de alta de la montaña, porque esto permite que con solo la gravedad el agua circule sobre el bosque que está encendido.
No obstante, se requerirían estudios e investigaciones preliminares para especificar con detalle cuántos reservorios se necesitan y a qué distancia deben estar separados, dependiendo de la magnitud de los terrenos.
Esta propuesta ambiental que se busca ser implementada vendría acompañada de la creación de zanjones entre los bosques, estos son una especie de corte profundo en la tierra que sirven como escorrentías para que circule el agua y para que cuando un incendio tome fuerza, el fuego no se disperse hacia otros bosques de las zonas aledañas.
Este tipo de propuestas podrían servir para disminuir la extensión de vegetación que se pierde cada año con la temporada de calor.
Solamente en lo corrido desde el 28 de diciembre de 2012 a la fecha, aproximadamente 1.270 hectáreas de bosque han quedado reducidas a un montón de cenizas debido a la proliferación inmediata de incendios forestales.
