De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la humanidad navegó en un “nuevo terreno desconocido” a lo largo de la primera semana de julio, al registrar la temperatura más alta en toda su historia. Las mediciones evidenciadas en geografías como las de Estados Unidos, China y Europa, influenciadas en gran medida por los efectos del calentamiento global, permiten observar de manera dramática la urgencia que existe por implementar acciones concretas en pro del bienestar medioambiental.
Escenarios como los del famoso ‘Valle de la Muerte’, en el Estado de California, al occidente de los Estados Unidos, en donde el termómetro estuvo a punto de alcanzar los 52ºC, hacen pensar, tristemente, que las escenas cinematográficas del cine cada vez se empiezan a acercar más a la realidad.
En ese sentido, de cara a la llegada de ‘El Niño’ a nuestro país hacia mediados del presente semestre, y que, al igual que como ocurrió entre 2015 y 2016 -periodo en el que ocurrió el último fenómeno-, se daría un impacto directo en el mercado eléctrico nacional, resulta muy oportuno señalar la relevancia que tienen las iniciativas de responsabilidad social del aparato productivo relacionadas con la optimización de los servicios públicos.
Aquí, como es natural, vale destacar los esfuerzos por reducir activamente los consumos de energía eléctrica en el segmento industrial, los cuales, de hacerse a gran escala, disminuirían cualquier riesgo posible de racionamientos o apagones. Cabe mencionar, por cierto, que en semanas pasadas se volvió a hablar de esta posibilidad por cuenta de una advertencia que lanzó XM, el administrador del mercado eléctrico del país, ante el comportamiento de la demanda en algunas zonas del país.
Sin embargo, ¿en qué consisten tales esfuerzos por hacer un uso responsable de los servicios públicos? Pues bien, desde aplicar inteligencia artificial, incursionar en el machine learning, y emplear materiales de última generación en la infraestructura administrativa, hasta instalar un medidor inteligente que permita monitorear a cada momento el consumo eléctrico de una planta de producción y envíe recomendaciones prácticas para eliminar gastos innecesarios, cada acción hace la diferencia.
Tal es el caso, por ejemplo, de la empresa líder en espacios de trabajo flexible, WeWork, la cual en Colombia incursionó recientemente con la compra digital de energía. Así, con notificaciones inteligentes para disminuir consumos ineficientes, acceso a comparativos entre todos sus puntos y un monitoreo recurrente de su demanda, tiene un potencial para disminuir entre un 5% y un 7% su energía activa.
Así las cosas, y por fortuna, los medios al día de hoy abundan para proteger los recursos naturales de los que provienen la mayoría de nuestros servicios públicos. Esa, precisamente, es la apuesta de Bia, como comercializadora digital de energía en el país, la cual, con tecnología y un gran talento humano, trabaja por darle herramientas al empresariado para hacer más eficiente su consumo.
Con esto dicho, más que adoptar medidas transitorias para solidarizarse con la matriz energética mientras pasa la coyuntura de ‘El Niño’, es esencial que la iniciativa privada asuma estos cambios como definitivos, pues, las temperaturas registradas a nivel internacional son tan solo una alerta de escenarios que fácilmente pueden seguirse repitiendo en más geografías del mundo. La responsabilidad social empresarial es de largo plazo, no es algo coyuntural.
