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RESPONSABILIDAD SOCIAL

Empresas contribuyen al futuro de los niños ciegos vallenatos

miércoles, 12 de junio de 2013
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Camilo Giraldo Gallo

No es la primera vez que un invidente toca el acordeón. Leandro Díaz, uno de los juglares que logró describir las más bellas imágenes y paisajes del norte de Colombia a través de sus composiciones, era ciego de nacimiento.

Por eso a Arley Rozo, un niño de 13 años con la misma condición, se le puede comparar hoy con el maestro, pues sabe tocar el acordeón desde los seis años y ya ha participado de varios Festivales de la Leyenda Vallenata, en Valledupar.

Arley es parte de la agrupación Los Niños del Cañaguate, en la que junto con otros dos compañeros también ciegos se dedican a tocar canciones tradicionales y a dar conciertos por todo el país. Según relata Álvaro Jaramillo, director del Instituto para Niños Ciegos, cada semestre hacen entre 10 y 15 conciertos para empresas, universidades y personas particulares.

Estos niños, que ya tienen un disco grabado, han recibido la ayuda de varias empresas del país que ven en ellos y su actividad un ejemplo de crecimiento a pesar de las limitaciones físicas. La multinacional productora de gas natural Chevron, fue la que los apoyó para sacar los primeros 3.000 CDs, después de que los niños hicieron una presentación frente a un grupo de ejecutivos que quedaron maravillados.

“Además se unieron los compositores de las canciones que cedieron los derechos de autor. Por medio de Chevron los niños también fueron invitados a abrir el festival vallenato Francisco el Hombre y fueron teloneros de Jorge Oñate y Alfredo Gutiérrez”, relata Jaramillo, y agrega que “ha sido muy bonito el contacto que se ha tenido con los juglares. Desde que llegamos a Valledupar nos quedábamos en la casa de Lorenzo Morales, quien les contaba historias y su versión de La Gota Fría”.

Otras de las empresas que han apoyado, no solo financieramente sino a través de apertura de espacios para presentaciones, instrumentos musicales, ayudas académicas, han sido Hoteles Estelar, la Fundación Ver Futuro, Gecolsa (que son los distribuidores de Caterpillar), Oikos, Ambienti, la Universidad Javeriana, Postobón y Cumbria Holdings, entre otras.

“Es muy gratificante ver lo que se ha logrado. No solo es el hecho de la plata bien utilizada, sino también ver que se tiene un resultado que de otra manera sería muy difícil alcanzar. Estos son niños con una limitación física, con problemas sociales en muchas ocasiones y es conmovedor ver que tocan vallenato. Además, lo tocan muy bien. Eso le llega a uno al corazón”, dijo Ricardo Wills, gerente general de Cumbria Holdings.

Dentro de los benefactores también hay algunos ciudadanos particulares, que han hecho donaciones de instrumentos y han patrocinado los viajes con los que empezaron a ser reconocidos los menores.

Hoy, además de Arley, los otros dos Hijos del Cañaguate son Yilber Tumay, de 12 años, y Jhonatan Blanco, de 9. Y aunque cada uno tiene la especialidad de algún instrumento, les enseñaron a tocar el acordeón, la caja y la guacharaca a los tres.

Además en camino de integrar el grupo están otros dos niños, que se encuentran en el programa semillero para enseñarles a tocar los instrumentos a través de los cuales podrán ver el mundo.

Dentro de su actividad anual de conciertos y después de las presentaciones de Valledupar, el más importante para ellos es el que hacen al final de año con la presencia de los compositores de sus canciones. Estos empezaron hace tres años con una función en el Hotel La Fontana de Bogotá, al que asistieron 170 personas, y muchas quedaron por fuera. El segundo, el año pasado, fue en el Club Choquenzá, con 300 asistentes. Para este año ya se están haciendo los preparativos y, aunque no se sabe dónde se va a llevar a cabo, la fecha está definida para noviembre.

Un profesor vallenato con alma benefactora
Conseguir maestros vallenatos para niños invidentes no fue fácil al principio. En las academias de Bogotá nadie quería asumir el reto, y por eso Álvaro Jaramillo, director del Instituto para Niños Ciegos, tuvo que contratar a uno de los mariachis de la avenida Caracas. Pero el nivel de aprendizaje avanzado lo obligó a volver a las academias donde después de ver las habilidades adquiridas por Arley Rozo, (el primero de los niños vallenatos) decidieron aceptarlo. Sin embargo, no fue sino hasta hace un par de años cuando, después de una entrevista en un canal de Telmex, el profesor e hijo de artistas Alejandro Morales llamó para ofrecerse a dar clases gratis. Así lo hizo durante seis meses, y después se consiguieron los recursos para pagarle un salario adecuado.

Las opiniones

Álvaro Jaramillo
Director del Instituto para niños ciegos

“Los profesores empezaron a entender que es más fácil enseñarle el acordeón a este niño ciego, porque aprendía más rápido a tocar el instrumento”.

Ricardo Wills
Gerente General de Cumbria Holdings

“Estos son niños con una limitación física, con problemas sociales y es conmovedor ver que tocan vallenato. Además, muy bien. Eso le llega a uno al corazón”.

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