Las “Derechas” en Chile y Colombia

En el artículo “La Desgracia de la Derecha” se hizo un análisis sobre cómo esta tendencia termina integrando en función de su oposición al socialismo tres posturas que son diferentes.

Una primera postura es la del conservatismo en la línea establecida hace dos siglos por Edmund Burke: el orden, la tradición y la estabilidad social como pilares fundamentales de la sociedad que defiende una evolución social basada en la tradición y la prudencia. Argumenta que el cambio debe ser gradual y que las instituciones no deben destruirse abruptamente, sino reformarse con base en la experiencia histórica. Esta tendencia fue la que representó en Chile José Antonio Kast, impulsado por el bajo desempeño y los escándalos de corrupción del gobierno de Boric que nunca logró consolidar una nueva constitución. Logró el 23,9% de los votos a una corta distancia del 26,8% que obtuvo Jeannette Jara, la candidata de la izquierda y del gobierno.

Otra tendencia es el liberalismo clásico de Adam Smith y John Locke ahora profundizado por las propuestas de Hayek y Von Mises y que se presenta como una propuesta más extrema de libertarismo. Prioriza la libertad económica, la reducción del poder estatal, la protección de los derechos individuales y promueve la libre empresa y la propiedad privada. En Chile esta tendencia la lideró Johannes Kaiser con el 13,9% de los votos, pero durante la campaña mostró un continuo crecimiento a costa de los votantes iniciales de Kast. Mostró con solvencia una “Derecha” emergente, diferente y con una propuesta y lenguaje alejado del conservadurismo convencional.

La tercera corriente la lideró Franco Parissi, un líder mediático con tendencia nacionalista que proponía “un Chile moderno y seguro”, con restricciones a la migración y la promesa de un estado eficiente y mancomunado con el sector privado. Proponía una agenda más cercana al populismo con reducción de impuestos a la clase media que terminó desplazando una parte importante del electorado que tenía Kast y logró un 19,6%.

Los grandes perdedores fueron la centroizquierda y la centroderecha. La pérdida de cohesión puede interpretarse como el resultado de transformaciones sociales que cuestionaron los acuerdos de la transición, un desalineamiento electoral que redujo la identificación partidaria, tensiones internas que dificultaron la elaboración de proyectos compartidos, y la aparición de polos más definidos que desplazaron el espacio moderado.

Estas dinámicas de Chile se están dando también en Colombia. La izquierda terminó aquí como allá cerrando filas en torno a un candidato del comunismo más convencional. Aquí Ivan Cepeda, tan cercano siempre a las Farc, está mostrando en las encuestas que consolida a la izquierda, pero no atrae al centro. El centro, como en Chile, está desdibujado sin lograr presentar una alternativa clara que logre superar el porcentaje que tiene la izquierda y que le permita llegar a una segunda vuelta.

Por su parte, las “Derechas” tienen una gama amplia de propuestas en los diferentes espectros, con un Abelardo de la Espriella, más al estilo de Parissi, con una mezcla de dosis de populismo nacionalista con conservadurismo y algo de liberalismo económico, que logra recoger las otras líneas más convencionales que no están atrayendo al electorado. Con esta fórmula le ha logrado quitar las banderas a la derecha más clásica y a los del liberalismo económico que no atinan a ofrecer algo diferente a lo que ya propone quien lidera las encuestas.