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Una de las mayores críticas al Gobierno es que no ejecuta, que no tiene nada qué mostrar, queja que se debe borrar con una ejecución efectiva, eficiente y fehaciente del presupuesto
El Congreso de la República aprobó el Presupuesto General de la Nación para 2024, que manejará recursos por $502,6 billones, un monto nunca visto en la historia de Colombia, poco más de US$100.000 millones, que deben transformar al país. Cuando se mira al detalle, se encuentra que dinero habrá para necesidades apremiantes de inversión social y material, pero que los ministerios y demás entidades ejecutoras de gasto deben hacer brillar.
Para la próxima vigencia, los sectores líderes en recursos serán: educación ($70,4 billones); salud y protección social ($61,5 billones); defensa y policía ($56 billones); hacienda ($47,5 millones); trabajo ($44,3 billones) y transporte ($15,5 billones). Los sectores que recibirán una menor asignación son comercio con $1,5 billones, cultura con $1,4 billones y deporte con $1,3 billones. Cuando se compara esta asignación y la ejecución de los mismos en lo corrido de este año, se tiene que solo dos sectores logran una ejecución mayor a 70%, uno de los mayores pecados de esta administración que ha demostrado baja capacidad de hacer cosas, y menos aún, de mostrar obras.
A la luz de Transparencia Económica del Ministerio de Hacienda, el sector de educación tiene una ejecución de 75,26%; al tiempo que salud y protección social registra 78,90%. Educación tiene un presupuesto, sin la adición presupuestal, de $54,8 billones para 2023, mientras salud posee $50,2 billones. Defensa y Policía, con recursos por $43,2 billones registran una ejecución de 68,45%; mientras hacienda, con $48,7 billones, tiene una ejecución de 67,51%.
Trabajo, con un presupuesto de $37,9 millones, solo ha ejecutado 41,71%. La gran pregunta que se debe hacer en este momento es qué está haciendo el Gobierno Nacional para hacer que sus funcionarios clave logren hacer valer el dinero público o que lo transformen en soluciones y brinden soluciones que disminuyan las precariedades.
El otro punto crítico del presupuesto es su financiación, gran parte está desfinanciado muy a pesar de que el recaudo ha aumentado y que las arcas nacionales se verán afectadas positivamente por el comportamiento de los precios del petróleo, derivados de la evolución del conflicto en Oriente Medio; el precio del petróleo Brent subió por encima de US$90 el barril y cerró sobre los US$91, lo que le representa a Colombia mayores ingresos por exportaciones, pues se podrían adicionar hasta $2,07 billones a las arcas de la Nación.
Si miramos la prospectiva de la Dirección de Política Macroeconómica del Ministerio de Hacienda, por cada dólar que sube el barril de petróleo Brent, al Estado le entran más de US$130 millones, dato que corroboran otros análisis que estiman que el monto en el que suben los ingresos está cercano a los $350.000 millones cuando el precio del crudo aumenta un dólar.
Una buena noticia, máxime cuando los fundamentales para hacer el presupuesto se hicieron con una inflación de 9,2% para este cierre de 2023 y de 5,7% en 2024, además que se pronostica una meta de largo plazo de 3% en 2025. Más dinero público para gastar, mejores datos económicos, lo que debe convertirse en un imperativo para el Gobierno Nacional de ser muy eficiente, diligente y transformador; dinero hay y se nota, la diferencia está en quién sabe cómo gastarlo honradamente en actividades productivas, no todo en subsidios que siembren votos futuros.
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