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Con 2030 a la vuelta de la esquina y la pandemia en las páginas de la historia, hay factores que determinan a los líderes del futuro y los retos que se les vienen encima
Varios ambientes novísimos debe dominar un líder empresarial el próximo lustro: jornadas laborales cortas y flexibles; nuevos hábitos de millennials y centennials; inteligencia artificial en todos los campos; diversidad en los ámbitos sociales; sostenibilidad como mantra global; migraciones odiadas y amadas. Y es que los hijos de las generaciones, boomers y generación X, pronto se jubilarán o saldrán del mercado con caducidad, así no quieran aceptar, quienes los remplacen deben entender cuáles son los pilares de liderazgo del futuro inmediato, un imperativo para las empresas, las universidades, pero sobre todo para los gobiernos.
No se pueden proyectar los factores que determinan el líder del futuro sin partir el mundo laboral entre “antes de la pandemia” y “después de la pandemia”. El covid y el trauma global que dejaron casi 18 meses de gran confinación, modificó la manera como los estudiantes se relacionaban con sus profesores, compañeros, pero sobre todo con los centros educativos.
Se derivó la gran alternativa de la semipresencialidad, las clases virtuales y la autodeterminación de los espacios y horarios. Y a esa realidad se le suma que la Organización Mundial del Trabajo busca afanosamente reducir las jornadas a menos de 40 ó 36 horas de trabajo a la semana, se tendrá que un líder empresarial tendrá que saber lidiar con trabajadores, colaboradores o subalternos que verán poco, trabajarán menos horas, sin presencialidad.
Este nuevo puntal sepultará a los gerentes que dependen del contacto físico y que no saben hacer su trabajo sin ver a sus trabajadores y que estos lo vean. El segundo factor se cocinaba de tiempo atrás, las personas nacidas hasta los años 70 son bien distintas a las que aparecieron entre los 80, 90 y 2000. El tema tecnológico no solo es una brecha, sino la manera de ver el mundo, de conectarse con los mercados y de tejer sus sueños y trazar sus expectativas.
Los millennials aparecen en el segundo lustro de los 80 y los centennials son nativos digitales después de 2000, esas personas son naturalmente oposicionales que están rompiendo todo lo construido en los distintos sectores económicos; son más eficientes, tecnológicamente productivos, pero no comprometidos con las empresas sino con ellos mismos.
La inteligencia artificial quizá tenga un nombre exagerado, pero sí reinventará el grueso del conocimiento; es realmente un Google 5.0, en donde no solo se tiene acceso a la información a través de sus fuentes, sino que va construyendo auténticos libretos de vida; la IA reacomodará todos los entregables sociales y nadie sabrá qué es de autoría propia y qué es una gran tarea de compilación.
Todos los mantras modernos, como la sostenibilidad, será casi que acciones vinculantes; una suerte de religión interiorizada que será el eje de las relaciones y la manera como se consume. Las migraciones latinoamericanas, asiáticas y africanas, moviéndose por un mundo desarrollado envejecido, van a despertar importaciones y exportaciones étnicas; serán amadas y odiadas, pero “la gran migración” venidera será la cuota inicial de un nuevo mundo más global y diverso.
El entorno global está cambiando a pasos agigantados y quienes quieran liderar empresas, gobiernos y ser jugadores académicos deberán hacer prospectiva social y aprender a vivir un verdadero cambio de época.
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