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EDITORIAL

Plan de choque y diplomacia

viernes, 9 de febrero de 2018

La solución de la crisis migratoria venezolana no se arregla solo con un plan de choque para atender desplazados, debe haber diplomacia.

Editorial

La historia nos ha demostrado que siempre que hay crisis interna en Venezuela, sus gobernantes buscan en su vecino colombiano el chivo expiatorio para evadir responsabilidades y echarle todas las culpas. El problema no solo es de los chavistas que llevaron al traste la economía de la otrora pujante Venezuela; el asunto es de vieja data cuando se activaban crisis para desviar los problemas sociales crónicos, tales como los diferendos limítrofes, los problemas migratorios de colombianos hacia ese país, el tráfico de combustibles, el contrabando de alimentos y toda una suerte de situaciones problema difíciles de solucionar.

Lo cierto es que las economías de los dos países son complementarias. Así se manejó la relación por varias décadas: mientras ellos nadaban en dólares provenientes del petróleo, nosotros les suministrábamos bienes y servicios, especialmente alimentarios. Pero con el choque de modelos económicos y la enorme influencia del narcotráfico las cosas cambiaron y la “buena” relación se fue al traste. El comercio legal colombo-venezolano es casi nulo dadas las asimetrías de las dos economías. Hablar ahora de comercio binacional es una ilusión.

Ahora los colombianos experimentamos un fenómeno nunca visto: una ola de migración externa a causa de un régimen que fue inferior a las expectativas económicas de sus gobernados. En un buen momento el Gobierno Nacional ha puesto en marcha un plan de choque para atender la situación social, que es catastrófica, de los venezolanos que han llegado a Colombia para satisfacer las necesidades básicas como salud, educación, alimentos, y sobretodo, un trabajo que les permita tener un mínimo de bienestar.

El plan de choque empieza por un control migratorio más fuerte registrando los venezolanos en Colombia. Los migrantes deberán acudir a personerías y defensorías de todo el país para ser identificados, tendrán dos meses de plazo y el proceso será gratis. Dice el Gobierno que desde 2014 hasta 2017 se ha brindado atención en el servicio de urgencias a más de 30.000 venezolanos, cifra que puede duplicarse durante este primer semestre, pues solo el año pasado se asistieron 24.727 ciudadanos venezolanos atendidos bajo un Permiso Especial de Permanencia. Si bien el Gobierno Nacional no puede garantizar la cobertura en salud para colombianos y venezolanos, se van invirtiendo más de $20.000 millones, especialmente en Norte de Santander. Para convalidar títulos de preescolar o grados primero de primaria a 11 de bachillerato, el Ministerio de Educación puso en marcha un grupo especial de 44 funcionarios para agilizar los procesos de respuesta a solicitudes de convalidación, dado que 75% de esas solicitudes proviene de Venezuela.

En enero, el Icbf ha atendido a 23.314 niños, niñas, adolescentes y familias venezolanas en el país y la Agencia Pública de Empleo, ha ayudado a unos 200 colombianos deportados de Venezuela y a 597 venezolanos residentes en Colombia. Todo un plan de choque que es válido y bien intencionado, pero que no puede dejar de lado acciones diplomáticas tendientes a que la situación en el vecino país se normalice, pues si no se ataca el foco del problema, este podrá crecer en el tiempo. La manera de hacerlo es que nuestra representación diplomática sea más activa en gestionar soluciones a los problemas con ayuda de los países de la región. El problema de Venezuela es de América Latina, no solo de Colombia.

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