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No es la primera vez que esto ocurre en Estados Unidos, pero sí la primera que llega en momento de recuperación
Para unos es irresponsable y para otros ridículo, pero lo cierto es que para expertos o no en los temas económicos y financieros, resulta increíble lo que está pasando en Estados Unidos: una parálisis del gobierno como consecuencia de un desacuerdo político entre demócratas en el poder y el Partido Republicano, en el manejo de las finanzas oficiales. Mientras la administración Obama reclama un aumento del tope de la deuda que hoy está en US$6,7 billones, como medida para mantener la operación, la oposición la supedita a un recorte en los programas sociales, cuya reducción afectaría a los más pobres que reciben ayudas directas e indirectas por parte del Estado.
La disputa viene ya desde hace varios meses y deberá decidirse en cualquier sentido antes del 17 de octubre, fecha tope para que se apruebe el cupo de endeudamiento del gobierno. Por ahora, lo recortes son parciales y tienen más un sentido político de presión, pues resulta escandaloso que alrededor de 800.000 funcionarios públicos, de un total de 3,4 millones, estén viendo por televisión desde sus casas, el desenlace de la situación.
No es la primera vez que ocurre un desacuerdo presupuestal y siempre termina arreglándose, así la zozobra y la expectativa sean grandes. De las 18 veces que ha ocurrido el conflicto entre el ejecutivo y el legislativo, la más grave parece haber sido en 1995 que tuvo una duración de 21 días. Contra los pronósticos, los mercados no han reaccionado con la dureza que se esperaba y el nerviosismo que muchos predicaban, quizá porque sus agentes consideran que el asunto debe arreglarse, pues no cabe en la cabeza que la gran potencia pueda llegar a una cesación de pagos porque los políticos no ceden en sus pretensiones.
Sin embargo, los expertos estiman que en esta oportunidad el impacto es mayor, pues la economía no está bien y podría darse un retroceso en la recuperación. Adicionalmente, el golpe se sentiría en la última parte del año, clave en una economía que tiene en el consumo su principal soporte. Las previsiones sobre lo que le ocurriría a la economía mundial si Estados Unidos dejara de pagar sus obligaciones.
El impacto político tampoco se puede menos preciar y en primer término parecen estarlo pagando quienes desempeñan el oficio, comenzando por el Partido Republicano, pues el ciudadano del común lo califica como un gesto egoísta y la idea general es que por desprestigiar a Obama no se toman en cuenta los intereses de los ciudadanos. Increíble, pero cierto: los datos sobre el desempeño o las cifras de desempleo en EE.UU., no podrán ser dadas a conocer en la fecha indicada porque no hay quién recolecte los datos, pues el Legislativo ha decidido bloquear la administración. Un mal ejemplo que hace perder la calificación de imagen “triple A” que un día le admiró el mundo.
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