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Lo más probable es que 2024 cierre con una inflación muy cercana a 5% y una tasa de interés del Banco de la República de mucho menos de dos dígitos, un escenario muy bueno
A la coyuntura económica con que cierra 2024 se le debe reconocer un éxito sin precedentes recientes: se reduce la inflación de casi 9% a 5%, en el escenario más probable, y que pasó de una tasa de interés del banco central de 13% a menos de dos dígitos (9,75%), lo más probable es que baje en torno a 9%. Las explicaciones son muy variadas, pues son muy similares a lo que ocurre en casi todos los países de la región, pero en Colombia hay una razón de peso que no se puede desconocer, que tiene que ver con el desánimo en la inversión y el consumo.
Las familias en general no están comprando todo lo que desean o necesitan por los altos costos de las compras con tarjeta de crédito, de alrededor de 26%, además de la pugnacidad política reinante y el asustador deterioro del orden público en todos los rincones del país en donde reina la extorsión y acoso a los generadores de empleo formal. Así las cosas, dinero caro, clima frío para inversión y delincuencia desbocada, son distintos elementos de un cocktail, que debe empezar a cambiar en las próximas semanas con la entrada de un nuevo año, nuevas expectativas y el buen comportamiento de los fundamentales económicos.
El Gobierno Nacional no ha manejado bien su rol en la economía, no obstante las cifras macro son muy buenas, los lunares tienen que ver con el preocupante déficit fiscal, el Presupuesto General de la Nación y las relaciones con el Congreso de la República. La Junta Directiva del Banco de la República, que puede cambiar a dos o más de sus miembros en las próximas semanas, debe ser consciente de la necesidad de mantener la tasa por debajo de 9%, tres o cuatro puntos por encima de la inflación para que el mercado pueda exigirle al sistema financiero más competencia en crédito barato para que el llamado Pacto por el Crédito se haga realidad, pues hasta el momento no se ha visto nada. Incluso la devaluación del peso colombiano ha acompañado al Gobierno y el pronóstico tremendista de un dólar a $5.000 no se ha cumplido.
El año que comienza en pocos días pinta mucho mejor en términos macroeconómicos, la inflación ineludiblemente va a entrar en la franja del Emisor, de 2% a 4%, la devaluación no va a ser tan acentuada, el crecimiento del PIB superará 3% y el desempleo, lo más seguro, es que afecte a 2,4 millones de colombianos. Será el segundo año de los alcaldes y gobernadores, tiempo para mostrar obras y ejecuciones, al tiempo que el Gobierno Nacional se dejará influir en el ambiente electoral que lo obliga a mostrar realizaciones. Unos mandatarios locales en “modo realizaciones materiales” y unos ministros mucho más ejecutores serán los protagonistas para que la ansiada recuperación económica se empiece a sentir en todas las regiones.
A la luz de la encuesta bimensual de Invamer, el problema que más aqueja a los colombianos es el deterioro del orden público y seguridad, 27% de la población lo votó como el más relevante. Según la encuesta, esta problemática se ha agudizado, a febrero de 2020 era 17%, hoy casi 30 de cada 100 ven en la inseguridad el mayor asunto público a corregir, lo que explica la hipótesis de que es el desánimo la mayor razón del bajo desempeño de los consumidores. La economía trabaja con el insumo del optimismo, los negocios no prosperan si no hay alegría y felicidad. Quizá sea el momento para bajar los niveles de confrontación.
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