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El papel que juega Ecopetrol en la economía colombiana no es para nada fácil remplazarlo y su reciente reconversión ha sido todo un logro en la historia de la reingeniería empresarial.
A finales de 2014, la industria petrolera mundial experimentó una de las peores caídas en los precios del petróleo. El insuceso económico para países como Colombia, altamente dependientes de la variación del crudo, hizo que se aplazaran grandes inversiones y que las arcas de los estados se vaciaran. La situación fue dramática, se pasó de precios de alrededor de US$100 a un barril de menos de US$30. Eso fue muy grave, no solo para el Estado colombiano, sino para su mayor empresa, Ecopetrol. La coyuntura era tan adversa que las transferencias de la empresa mixta llegaron a ser nulas, lo que puso en jaque los programas de desarrollo prometidos por el entonces gobierno de Juan Manuel Santos. Con buen juicio, la administración nacional, la junta directiva de Ecopetrol y su alta gerencia, asesorados por Boston Consulting, emprendieron un ambicioso plan de reconversión empresarial: redujeron gastos, fusionaron vicepresidencias, eliminaron gerencias, redujeron gastos suntuosos y llevaron casi a cero las inversiones no rentables. Todo eso se hizo con la anuencia del gobierno de entonces y el compromiso de los empleados de Ecopetrol. Las cosas ahora han cambiado, y esos ajustes que se aplicaron en época de vacas flacas empiezan a rendir frutos importantes, y en menos de cinco años no solamente los precios del petróleo se recuperaron, sino que el producto del gran recorte y compromiso de los funcionarios se empieza a notar y por ende, el Gobierno Nacional arranca a cosechar los frutos de unos buenos ajustes.
En 2018 se registró la utilidad más alta de los últimos cinco años, al llegar a los $11,56 billones y a doblar la ganancia de 2017, cuando solamente alcanzó $6,6 billones; a estos resultados se llega en medio de las discusiones políticas sobre el papel de Ecopetrol para la economía, que no deja de ser inoportuno y carente de profundidad, pues pocas empresas han logrado un Ebitda de $30,8 billones y un margen de 45%. La producción promedio de petróleo del año pasado fue de 720.000 barriles diarios, incluso ha alcanzado picos cercanos a los 900.000. Estas cifras de producción le han permitido a la empresa mixta poder hacer inversiones por US$2.900 millones, 32% más que el año pasado. Pero el dato más elocuente es que se perforaron 17 pozos adicionales, número que superó la docena que se había previsto para el año anterior, eso quiere decir un éxito geológico de 46%, que pocos países petroleros lo alcanzan. La noticia que ayer impactó en el mundo de los inversionistas tiene que ver con el anuncio de dividendo, un ordinario por $56 y otro adicional por $169, en total la petrolera propone pagar $225 por cada acción. Lo que más se debe festejar desde la óptica del estado central es que el Gobierno recibirá $8,2 billones, mientras que los socios minoritarios se van a repartir poco más de $1 billón.
Mientras sus similares como Pdvsa y Pemex aún no salen de las vacas flacas, nuestra Ecopetrol avanza con paso firme hacia la verdadera reconversión, no solo desde el punto de vista de nuevos recursos, sino que ha aligerado su equipaje para enfrentar los retos del futuro que están destinados a compañías pequeñas, flexibles y competitivas. Ahora solo falta para caminar en firme que el fracking tenga vía libre con la responsabilidad de sostenibilidad con la que un mundo como el de hoy requiere.
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