No se puede hacer turismo sin seguridad

Desafortunadamente, el único funcionario coherente en querer desarrollar con eficacia las ideas económicas del Presidente es la ministra de Energía, Irene Vélez, quien ha demostrado ser un manojo de buenas iniciativas para ahuyentar la inversión extranjera, disminuir los ingresos fiscales, garantizar la resurrección de las importaciones de combustibles, pero sobre todo, ser coherente en su apuesta por el decrecimiento económico. Lo único que le faltó a la jefe de la cartera de Minas en su intervención en el Foro Económico de Davos fue pedirles a los gobernantes y empresarios que asistieron que decrecieran sus economías para nivelarse todos por lo bajo, y así desacelerar el calentamiento global.

Siempre haciendo la excepción de José Antonio Ocampo, el jefe de la economía en esta administración, ningún ministro ni jefe de entidad pública está aportando o desarrollando las buenas ideas económicas del Presidente, como es la de potenciar el turismo. El ministro de Comercio, Industria y Turismo, Germán Umaña, brilla por su ausencia en todas las discusiones económicas, ni siquiera ha hablado del turismo o ha presentado en casi seis meses un plan maestro para lograr que la “industria sin chimeneas” reemplace el petróleo, tal como lo han planteado.

Lo de Procolombia, Fontur y las otras dependencias de su resorte, son convidados de piedra en un plan del que no se conoce nada. No hay una nueva marca país, no hay apuestas concretas ni metas mega para que el turismo sea la gran fuente de nuevas divisas en los próximos tres años y medio, cuando se haya logrado dejar de explorar crudo, exista un nuevo código minero y se hayan revisado los contratos a las multinacionales. Procolombia sigue siendo una “paracancillería” en donde van a parar las hojas de vida de todos los cercanos a senadores, magistrados, alcaldes, gobernadores, políticos y cercanos al Gobierno que quieren tener una experiencia laboral en el exterior, sin dar muchos resultados y mucho menos lograr objetivos trazados por un plan de desarrollo.

Incluso el jefe de la cartera de turismo debería sentarse con su colega de Defensa, las fuerzas militares, los mandatarios locales y regionales, además de los gremios del sector, para lanzar un plan maestro de turismo de gran alcance que solucione el primer gran problema que es la inseguridad, el deteriorado orden público, y lo que no es menor, el miedo a hacer inversiones en los territorios. Pocos inversionistas van a arriesgar sus capitales en la construcción de hoteles, hostales, restaurantes, parques ecológicos, centros de diversión o entretenimiento, en pueblos y ciudades con potencial y atractivo turístico, pero capturados por la delincuencia organizada y en donde la Policía y el Ejército están amarrados para intervenir en contra los delitos que alejan inversionistas y turistas. Habrá que esperar el Plan Nacional de Desarrollo de Petro, que debe presentarse en un par de semanas, para conocer cuál es su apuesta en materia de turismo y cómo piensa hacer la transición energética.

De momento no hay nada en la mesa de discusiones estratégicas, solo hay funcionarios proactivos que andan como ruedas sueltas sin medir las consecuencias de sus palabras y sus actos. Tampoco hay mucho contacto del Gobierno con los gremios del turismo, que dicho sea de paso, solo piden exenciones tributarias y beneficios, no aportan nada novedoso.