Misión tributaria, tarea urgente

En las últimas semanas de la pasada legislatura en las que el gobierno tenía la urgencia de la aprobación de la reforma tributaria para solventar el fisco en el nuevo año, el responsable de las finanzas se comprometió a convocar una misión de expertos para analizar la situación del Estado y plantear una reforma impositiva estructural que proyecte el futuro más allá de la coyuntura, de tal forma que asegure unas reglas de juego estables para los agentes económicos y a la vez se realicen los ajustes en el sistema impositivo con la mayor equidad y progresividad.

El año ha comenzado y aunque resulta apresurado pedir acción en la materia, si es conveniente y oportuno llamar la atención del gobierno para que este trabajo se inicie en el menor tiempo posible pues abordar el asunto no es una tarea sencilla dado que requiere hacer evaluaciones serias y completas si se quiere alcanzar el objetivo antes de las elecciones regionales de octubre. Las acciones primeras deben enfocarse a evaluar nombres de expertos nacionales y extranjeros, un cronograma básico y una temática preliminar de trabajo. En lo que no se puede entrar es en una lluvia de ideas sin planeación.

Las ideas generales planteadas hasta ahora deben ser tenidas en cuenta, pero para nada deben constituir una camisa de fuerza, en forma independiente a quién las formule. Es el caso de los planteamientos hechos por un alto funcionario de la Ocde, organismo al cual Colombia entrará, asunto que es muy distinto a la idea de hacer los cambios estructurales que el país necesita más como una estrategia de desarrollo que una imposición desde afuera. La idea del funcionario en cuestión en el sentido que Colombia requiere reformas en materia de pensiones e impuestos no es novedosa y se ha escuchado muchas veces, al igual que son instrumentos para estimular la inversión y disminuir la pobreza o la necesidad de controlar la evasión como fórmula para incrementar los recaudos.

En ambos temas se debe buscar conciliación entre lo ideal y lo realizable, pues las condiciones objetivas de la economía hacen que sea prioritario buscar ese equilibrio con toda la seriedad, en tópicos como las rentas de capital y las rentas de trabajo, la tributación directa e indirecta o en el acercamiento y equiparación de los regímenes pensionales y la edad entre hombres y mujeres para alcanzar el beneficio. Es evidente que en una concepción moderna, los impuestos no juegan un papel tan determinante como en el pasado en la redistribución del ingreso, sino que su foco es la optimización de los recaudos para que sea a través del gasto público que se logra el objetivo de recortar las diferencias sociales, estimular la generación de empleo y riqueza y aumentar la productividad.