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EDITORIAL

Mejorar la seguridad debe ser la prioridad

miércoles, 3 de febrero de 2021

Sin seguridad no hay negocio que crezca ni inversionista que tome una decisión de crear empresa, esa debe ser la principal tarea ahora que llega un nuevo Ministro de Defensa

Editorial

El tema de la seguridad en Colombia es un asunto pendiente en el que se debe empeñar a fondo Diego Molano Aponte, nuevo ministro de Defensa. Si se le echa un vistazo a los nombres que ha tenido esta cartera en toda la historia del país, puede observarse que en su rotulación hay un afán de designar o identificar la tarea principal que debe garantizar el Ministerio: la seguridad de las fronteras y el anhelo de seguridad interna. Hubo una época en que se llamó “Sección de Guerra”, más adelante “Ministerio de Guerra y Marina”, desde 1965 se le llamó Ministerio de Defensa y desde allí, incluso pasando la disruptiva Constitución de 1991, se le sigue denominando de la misma manera, “defensa”, pero en el fondo debe ser más seguridad para todos, más que otras cosas. Y es que sin seguridad no hay economía que funcione; sin ella las empresas no crecen y los inversionistas se abstienen de llevar sus capitales a lugares con riesgo o inseguros.

La razón de ser del Ministerio de Defensa no debe ser otra que garantizar la seguridad nacional en todos sus frentes y para ello dispone de unas muy calificadas fuerzas militares de tierra mar y aire, además de una Policía que vela por la seguridad urbana en una suerte de seguridad pública cotidiana.

Es el narcotráfico y la guerrilla las que han distorsionada los roles y funciones del tal cartera, pues la ha convertido en reactiva a los hechos judiciales y se ha difuminado la estructura de seguridad a largo plazo. El Estado debe llegar a todos los rincones de Colombia con colegios y hospitales, pero para que esto sea una realidad, el Ministerio de Defensa debe haber primero allanado el terreno para que la seguridad impere y se abone el terreno para el bienestar; y solo hasta este punto, empezarán a llegar empresas a esos rincones que ofrecen posibilidades, pero a los cuales no se accede por problemas de delincuencia crónica, imperio de los ilegales y ausencia mínima de autoridad.

Las cifras de los últimos años en términos de extorsiones, secuestros o ataques guerrilleros han disminuido notablemente (gran ayuda de la pandemia), pero aún hace falta erradicar de una vez por todas esos focos de inseguridad que se ciernen en contra de los emprendimientos urbanos y rurales. De nada sirve que los otros ministerios (Agricultura, Comercio o Vivienda) lancen sendos programas, planes y proyectos para reactivar las regiones, si la inseguridad se encarga de hacerlos inviables.

Ojalá estos nuevos aires que soplan en el Ministerio de Defensa se enfoquen en la seguridad de cada rincón de Colombia para que puedan avanzar, madurar y crecer los emprendimientos económicos que generen empleo, paguen impuestos, lleven desarrollo, logren bienestar, dejando que sea la economía de mercado la que disminuya la desigualdad o reduzca el Coeficiente Gini. La inversión social para erradicar los focos de inseguridad debe ir siempre acompañada de presencia y efectividad de las fuerzas del orden; claro que se ha avanzado mucho y este Gobierno Nacional no ha bajado la guardia en este sentido, pero las noticias aún hablan de regiones capturadas por la delincuencia crónica que no deja avanzar los planes de inversión social; el Cauca, el Catatumbo y el Pacífico son los últimos reductos con graves alteraciones de la seguridad que deben tener estrategias individualizadas para poder disminuir la pobreza en que están sumidas.

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