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El PIB es solo uno de los termómetros para medir el estado de la economía, pero hay indicadores sociales que van más allá de las frías cifras macro.
“En la vida hay más que las cifras del PIB y las estadísticas económicas”, con esa frase la Organización para la Cooperación y el Desarrollo, Ocde, acaba de publicar el ranking que mide el bienestar en una muestra de 38 países, entre los cuales no se encuentra Colombia, pero por la metodología usada se pueden inferir algunas ideas para nuestro país. Este índice permite comparar la calidad de vida a través de la medición de 11 temas esenciales, varios de los cuales tienen un valor cualitativo que expresan mucho más que las cifras de producción: vivienda, ingresos, empleo, solidaridad, educación, medio ambiente, compromiso cívico, salud, satisfacción, seguridad y balance vida-trabajo.
Dominan la clasificación Noruega, Australia, Dinamarca, Suiza y Canadá, que sacan buena nota en todas las variables, pero sorprende que en la generalidad de los casos, tener salud y un buen empleo son los dos factores más importantes relacionados con el bienestar, los cuales, sin duda, constituyen los pilares de una sociedad justa y equitativa y que busca el progreso general. Así como los países enunciados están arriba de la clasificación, Sudáfrica, México y Turquía se colocan en la cola seguidos por los otros dos que se incluyen de Latoniamérica: Brasil y Chile. Merece una referencia especial el caso de México que es penúltimo, pues se puede asimilar en algunos aspectos a Colombia, pues allá pesan mucho los bajos índices de solidaridad, la poca seguridad y los malos estándares de educación. La primera variable tiene que ver con la corrupción y la inseguridad, con los problemas del narcotráfico.
El proyecto ha tratado de averiguar qué es lo que la gente considera importante para tener una buena vida y aunque las prioridades cambian en cada país, en México, como seguramente ocurrirá en Colombia, la educación está en el primer lugar, para los españoles es la salud y para los ucranianos es el ingreso. A España, le va bien en balance vida-trabajo, vivienda, estado de la salud, sentido de comunidad y seguridad personal, pero están por debajo del promedio en ingresos, compromiso cívico, calidad medioambiental, educación y buen empleo.
Sin duda que el ejercicio de la Ocde tiene limitaciones y es objeto de controversia en buena parte porque no es fácil medir variables subjetivas como el compromiso cívico o el balance entre vida y trabajo, pero que sin duda son determinantes a la hora de conceptualizar lo que es el bienestar que sin duda está ligado a las expectativas de una mayor calidad de vida hacia el futuro. No hay que desconocer la importancia del crecimiento de la economía y del nivel de ocupación, pero también hay que reconocer que esa cuantifiación deja de lado la calidad que deben involucrar esos indicadores y que tienen un impacto sobre la vida de las personas y que se expresan en el estado de ánimo que sin duda termina por afectar el clima de la economía. Así, podría pensarse que hay una retroalimentación permanente que no se puede descuidar.
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