La última subida de tasas se ve al final del túnel

Es de perogrullo subir las tasas de interés cuando la inflación está desbordada, tal como ocurre en la economía global desde noviembre de 2019. Esa cartilla la han seguido al pie de la letra los bancos centrales de todo el mundo, una suerte de efecto espejo o reflejo de lo que hace automáticamente la Reserva Federal en Estados Unidos y el Banco Central Europeo en la Unión. El Banco de la República ya paró su subida de las tasas de interés en 13,25 %, la más alta de la historia reciente.

La Superintendencia Financiera, por su parte, bajó, en 60 puntos básicos (-0,60%), la tasa de usura para este julio que llega a su final este fin de semana. La diferencia, y por lo que siempre hemos estado en desacuerdo con subir las tasas automáticamente, es porque -como dice el dicho popular- una cosa es Dinamarca y otra Cundinamarca.

La economía colombiana es altamente informal, cerca de 50%, por tanto la subida de las tasas lo único que logra es asfixiar la mitad formal y no apagar la inflación que cabalga en la informalidad, y es más, el dinero caro que ponen los codirectores del Emisor, se ensaña con los hogares de bajos ingresos que se financian con algún tipo de crédito de consumo.

Es irracional que desde hace un par de años la llamada tasa de usura esté en inmediaciones de 40%, todo un escándalo, pues afecta el costo de los consumos financiados por las tarjetas de crédito de todo tipo. Ni qué decir del costo de los créditos de alto riesgo para las Pyme y las Mipyme.

Subir las tasas sin control es una decisión de los macroeconomistas monetaristas de cartilla que frena la economía y para el consumo en un país informal como el nuestro. Y las razones de esa decisión no se critican ni se juzgan por parte de los congresistas de las comisiones económicas, quienes son a la postre los que controlan la gestión del Banco Central a través de los informes al Congreso de los codirectores.

Es un buen momento para revisar las consecuencias de las decisiones recientes de la Junta del Banco de la República, los dos últimos ministros de Hacienda les han pedido a sus colegas de la Junta (porque la presiden) que paren las subidas, lo mismo que los gremios económicos, pero nada ha pasado.

El dato clave que se desprende la última subida de tasas de las dos bancas centrales más respetadas e influyentes en el mundo occidental, la Fed y el BCE, es que es la última acción al alza y que la inflación ya empieza a bajar en todo el mundo, que ha terminado el tiempo del dinero caro, lo que puede llegar a estabilizar las monedas emergentes que sufrían antes de cada sesión de los bancos centrales, generando volatilidades que beneficiaban a los capitales golondrinas.

Lo normal es que con la subida de tasas de la Fed, siempre hubiese habido una estampida de dólares en Colombia, lo que encarecía la moneda estadounidense, cosa que ha sucedido desde la llegada de Gustavo Petro al poder, ahora hay más estabilidad cambiaria por esta razón no por otra distinta; a lo que se suma el repunte del precio del petróleo y un poco la pérdida de fuelle de las reformas económicas locales.

Lo que deben hacer de manera urgente las autoridades económicas es diseñar políticas públicas en función de la productividad e inversiones en producir alimentos y bajar los servicios públicos, cosas que verdaderamente le ayudan a las familias. Nadie puede negar que la revaluación del peso es la noticia macro del año.