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EDITORIAL

La infraestructura debe dar el gran salto social

sábado, 5 de septiembre de 2020

Por donde se miren los indicadores de competitividad, a Colombia no le va bien en infraestructura; en el IMD ocupa el puesto 46, en el fem está de 81 y en el doing business de 89

Editorial

La entrega parcial del Túnel de La Línea es un avance enorme. No importa el tiempo ni los problemas que se hayan surtido durante su construcción, lo clave está en que es un avance para el comercio internacional, particularmente, el que proviene de la cuenca del Pacífico vía Buenaventura, es decir más de 40% del comercio exterior colombiano. Pero la infraestructura sigue en deuda y la crisis que atraviesa la economía debe ser la oportunidad para ejecutar millonarias inversiones y así lograr el avance.

Por donde se miren los indicadores de competitividad, a Colombia no le va bien en la categoría que califica el desarrollo de su infraestructura; en el informe que realiza el IMD, de la Universidad de Lausana, el país está al final del listado, pues ocupa el puesto 46 de 63 economías estudiadas; en el ranking del Foro Económico Mundial (FEM) se ubica en la segunda parte de la tabla, en la posición 81 entre 141 naciones; y en el Doing Business, que elabora el Banco Mundial, está en la mitad de la lista, al ocupar el lugar 89 de 190 países.

Estos resultados son muestra de que Colombia todavía necesita un gran desarrollo de obras que conecten al territorio y hagan más competitiva su economía, lo que representa una gran oportunidad si se piensa en la infraestructura como uno de los grandes dinamizadores a nivel global.

Debido a la recesión económica, los gobiernos del mundo están haciendo grandes inversiones para recuperarse y no hay mejor inversión que la que se hace en infraestructura para desarrollar la economía y generar empleo. El sector de las megaobras es el que más utiliza cemento y la industria de la construcción es una de las que más crea puestos de trabajo, es decir, es una cadena que genera desarrollo económico.

De acuerdo con el dato del Producto Interno Bruto entregado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), para 2019, la participación de la construcción fue de 6,3%. Sin embargo, para el segundo trimestre de este año, la construcción fue una de las seis actividades económicas que explicaron 11,8 puntos porcentuales negativos del total de la contracción de la economía para ese período, que según la entidad llegó hasta -15,7%.

Esta industria fue la tercera con la mayor contracción (-31,7%), después de las actividades artísticas de entretenimiento (-37,1%), comercio al por mayor y menor (-34,3%). En cuanto al indicador de empleo, la construcción como rama de actividad económica participó con 6,9% de la población ocupada en julio de este año, una cifra que evidencia su importancia como creador de puestos de trabajo y dinamizador de la economía.

En otras palabras, en el desarrollo de obras está la respuesta para salir de la crisis que nos hizo registrar la peor caída en el PIB de la historia (-15,7%), una cifra que reflejó el daño que causó el confinamiento y la parálisis de la mayoría de los sectores económicos entre abril y mayo. Incluso, el tanque de pensamiento Fedesarrollo señala en el estudio ‘Impacto Macroeconómico y Social de la Inversión en Infraestructura en Colombia 2021-2030’ que una mayor inversión en obras públicas y privadas (0,5% del PIB) hará que la economía crezca 0,8 puntos adicionales cada año durante una década.

Colombia debe saldar su deuda histórica en infraestructura, lo que se convierte en una oportunidad en medio de la crisis para lograr la recuperación de la economía.

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