MI SELECCIÓN DE NOTICIAS
Noticias personalizadas, de acuerdo a sus temas de interés
A los colombianos les debe importar el éxito del modelo económico español, pues allí se generan unos US$1.200 millones en remesas, dinero que llega cada año de los inmigrantes
En términos de PIB, España está entre las 16 economías más grandes el mundo, su crecimiento económico está ligado a la dinámica de la Unión Europea y ha sostenido este año un repunte cercano a 1% trimestral, un logro en medio de una desaceleración global; lo más interesante de este mercado de unos 47 millones de habitantes, que recibe más de 82 millones de turistas anuales, con un ingreso per cápita de casi US$34.000, el más alto de Iberoamérica, que le ha permitido a millones de inmigrantes africanos, del este europeo y latinoamericanos, el acceso al bienestar de Europa, que dicho sea de paso, es el mercado de mayor poder adquisitivo del mundo con más de 500 millones de consumidores.
Todo un mundo por explorar y explotar en términos de migración formal, legal y en condiciones profesionales. Esa nueva realidad la han entendido las multinacionales españolas que a través de varias décadas han “hecho las Américas”, pero de un tiempo para acá las cosas se han invertido y son cientos de miles de latinos que buscan realizar su “sueño americano” a la española para mejorar sus condiciones de calidad de vida, sus oportunidades laborales y su avance educativo.
Ya hay cerca de 350.000 colombianos formales en España, quienes han hecho de ese país su segunda Patria, extraoficialmente el número puede ser mucho mayor, datos no oficiales hablan de un millón de nacionales que pasan temporadas aquí y allá, que trabajan en la informalidad binacional y quienes abren una nueva forma de ganarse la vida. Incluso, la comunidad colombiana en toda España puede ser la segunda más abultada, sólo después de los marroquíes que históricamente han migrado a la Península para establecerse o para saltar a países más prósperos de la vieja Europa, tales como Alemania, Francia o Gran Bretaña.
Y es que tener a España como segundo o tercer destino para migrar, por parte de los colombianos, tiene que ver con la afinidad idiomática, cultural y por las mismas necesidades de esa economía. El monto de remesas enviado a Colombia por nacionales radicados en ese país es de US$1.200 millones anuales, valor equivalente a un mes de exportaciones agropecuarias o a casi todo un año de ventas de bananos. Para los departamentos del Suroccidente y del Eje Cafetero, las remesas son el nuevo petróleo y ya marca el despegue de sectores como la construcción; es un hecho, según estudios de las cámaras de comercio, que casi todos los emisores de remesas están comprometidos con el pago de viviendas en esa región.
En temporadas altas de turismo, como es el fin de año y el verano europeo, los migrantes retornan al país y disparan el consumo, dinamizan otros sectores como el hostelero y generan mayor movilidad en el transporte aéreo y terrestre, es una nueva economía que no se plasmaba hasta hace una década y que no es nada despreciable; países como Ecuador o El Salvador viven literalmente de las remesas, y regiones como Risaralda o Valle del Cauca, puede sacarle provecho a esta realidad.
Es clave que los colombianos con ese nexo económico sean jugadores importantes del modelo económico español a través de su voto, los ya nacionalizados, de tal manera que se apueste a que la 15 ó 16 economía del mundo vuelva a ser dinámica, que haya más crecimiento, pero que sobre todo reduzca el crónico desempleo y brinde más y nuevas oportunidades a los latinos que se radican allá.
El alto grado de pugnacidad política que vive el país político no permite ver que sobre los temas más disparatados se puede construir y hacer coincidir asuntos más productivos
Los departamentos del caribe representan 10% del PIB y 13% del consumo de energía, servicio público caótico que vive de intervención en intervención sin solución a la vista
El Gobierno Nacional, antes de discutir una nueva reforma tributaria en el Congreso, debería presentar un plan de austeridad, de ahorro, en lugar de dividir a los contribuyentes